viernes, 8 de mayo de 2015

Al ser que nos dio el ser

La más bella palabra en labios de una persona es la palabra madre,
y la llamada más dulce: madre mía.
Gibran Jalil Gibran


Que no te preocupe,
qué regalo le harás este domingo,
que tu tiempo no se consuma,
en la preocupación
de la comida dominical,
que la discusión no se centre
en lo que quieren unos y otros,
olvidando de plano
lo que ella quiere.

Que no triunfe el consumismo,
que no nos gane el sentimiento de protagonismo,
que ese día, sean todos los días,
que decirle a nuestra madre
que la amamos,
no sean en palabras
sino en hechos de todo momento.

Es que con el paso de los años,
las celebraciones y recordaciones,
convierten a una fecha
en el momento ideal
para vender y comprar,
para que perdamos la razón
sin razón alguna.
Por eso quiero,
aprovechar de la ocasión
para decirme y decirles
que no caigamos en la tentación
de celebrar un día
y olvidar después
lo que hemos celebrado,
lo que hemos prometido,
lo que hemos dicho.

Al ser que nos dio el ser,
toda palabra es poca,
toda celebración es ninguna,
toda manifestación de amor,
no tiene razón
sino se acompaña de hechos
que den razón a las palabras,
no un día, sino todos los días.

La madre,
poderosa palabra,
que incorpora en ella,
el amor infinito,
el trabajo abnegado,
el sufrimiento en silencio,
la entrega sin reservas.

A todas ellas,
a las madres directas,
y también a las abuelitas que son madres,
a las tías que son madres,
a todas y cada una de las mujeres
que entregan su vida
por la vida de pequeños seres
que son sus hijos,
decirles que lo que somos,
se lo debemos a ellas
y que el mejor homenaje
que podemos hacerles,
a más de una comida y un regalo,
es regalarles momentos de felicidad,
momentos de gratitud,
momentos de alegría,
momentos de amor,
momentos de compañía.

Nada nos pidieron a cambio del amor,
nada nos exigieron a cambio de su pasión.
El ser que nos dio el ser,
no espera nada,
y por eso debemos darle todo.

Y no me quiero olvidar,
en este momento,
de las otras madres:
la madre naturaleza,
y la madre patria,
que están ahí
y han estado ahí siempre,
y a las que debemos,
de igual manera,
honrar su amor,
con hechos,
y no palabras,
que se las lleva el viento,

que se las consume el tiempo.

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