jueves, 14 de mayo de 2015

A un hombre de bien (En memoria de Alberto García)

Basta un instante para hacer en héroe,
pero se necesita una vida entera para hacer un hombre de bien.
Paul Brulat

Ningún maestro es tan bueno,
como lo es el ejemplo,
-el buen ejemplo-
porque también tenemos,
los malos ejemplos:
el jefe déspota e inhumano,
el ciudadano y el político corrupto,
el servidor público insensible,
el padre desamorado,
el hijo irrespetuoso,
y no quiero seguir,
porque ejemplos hay muchos
del mal ejemplo
que la sociedad toma
como modelo de vida.

Por el contrario,
para construir la paz,
para construir nueva vida,
para educar en la dignidad,
en el respeto y en la tolerancia,
para educar en el amor
y en la dedicación,
necesitamos, a más de un buen discurso,
un buen maestro,
que no educa solo con la palabra,
sino lo hace sobretodo con el ejemplo.

Un hombre de bien,
un hombre bueno,
siempre educa con el ejemplo,
muchas veces
sin proponérselo,
sino siendo verdad,
siendo sincero,
siendo sencillo.

Un hombre de bien,
es una luz en el camino,
una guía, un faro,
un modelo de vida.
Un hombre de bien,
es un hombre bueno,
que se realiza en el momento
en que ve feliz
y hace feliz al prójimo.

Un hombre de bien,
ese fue Alberto García,
a quien tuve el honor,
de estrechar su mano,
de darle un abrazo,
de escuchar su consejo,
de educarme  con su buen ejemplo.

Duele siempre,
cuando muere un hombre bueno,
un buen padre, un buen esposo,
un buen amigo y ciudadano.
Pero también sucede,
que su muerte,
jamás es olvido,
jamás es vacío.
Porque el hombre bueno,
el hombre de bien,
deja su historia,
deja su ejemplo,
deja su testimonio,
en todos los actos de su vida.

Que descanse tranquilo,
el hombre bueno,
Albertito Garcia,
porque su semilla,
dará frutos en buenos hombres,
en hombres de bien,
en gente de bien.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Amigo, ese fue mi papito.