jueves, 8 de enero de 2015

Balas, leyes y sociedades que matan. Cartas a Santiago, mi hijo

Aunque toda sociedad está basada en la intolerancia, todo progreso estriba en la tolerancia.
George Bernard Shaw
Hijo mío:
Ayer en la mañana,
unos asesinos mataron
a doce personas indefensas
que trabajaban
para un medio de comunicación.
Lo hicieron,
según los asesinos
en defensa de una creencia religiosa
en una especie de culto
al fundamentalismo religioso,
y en contra de una forma aguda,
irrespetuosa y polémica
de hacer comunicación.

El mundo levantó su voz de protesta,
porque el atentado y la masacre,
fue una clara muestra de intolerancia
e irrespeto a la libertad de expresión,
generando un debate profundo
en torno al tema de los fundamentalismos,
de la intolerancia, de los límites de la libertad de expresión.

Más allá de esos debates,
el tema hijo mío,
desde mi personal punto de vista,
es que la intolerancia
asesina cuerpos, corazones y almas,
que las balas,
las leyes,
y las sociedades intolerantes,
han echo del miedo y la muerte
el negocio perfecto.

Porque así como la bala
le quita la vida a la víctima,
las leyes mordaza,
las leyes inconsultas
y contrarias a los derechos humanos,
coartan las libertades de las personas,
y las matan de a poco.

Porque así como la bala
le quita la vida a la víctima,
las sociedades intolerantes
construyen modelos de conducta
donde el sometimiento,
el miedo  y la amenaza,
son la forma de llevar
a un pensamiento único e impuesto,
que mata el amor,
la creatividad y la ilusión.

Hijo mío,
así como el mundo se moviliza hoy,
por la muerte de estos periodistas,
así como las banderas en Paris,
y en Francia,
se izan a media hasta,
el mundo debería izar sus banderas,
hasta que se acabe la intolerancia
y las matanzas como las de Ayotzinapa,
o la de los civiles muertos  a manos de policías,
o los niños que son reclutados para la guerra,
para el tráfico de órganos,
para el tráfico de personas,
para el tráfico de drogas.

No te quedes callado,
no temas al temor que te impone la bala,
la ley y la sociedad intolerante,
porque si nos callamos,
habrán ganado,
habrán triunfado
aquellos que siembran terror y temor,
en todos los ciudadanos.

Levantemos juntos,
la bandera a media asta,
por los muertos inocentes,
víctimas de la venganza,
y mantengámosla así,
hasta que hayamos logrado
que la sociedad tolerante
se imponga por la razón
y también por el corazón,

a la bala, a la ley y a la sociedad asesina.

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