viernes, 30 de noviembre de 2012

Ilusión y esperanza: Cartas a Santiago, mi hijo


La esperanza es paradójica. Tener esperanza significa estar listo en todo momento para lo que todavía no nace, pero sin llegar a desesperarse si el nacimiento no ocurre en el lapso de nuestra vida
Erich Fromm
Hijo mío,
te escribo esta vez
para contarte
algo que pasó en mi camino.

En momentos en los que crees,
que todo lo has visto,
y que llegas a pensar
que todos viven sin más,
descubres que es la propia sociedad,
que son los ciudadanos
quizá los más callados,
en el sentido de que dan,
sin buscar nada a cambio,
los que están trabajando
por el bien del prójimo.

Descubro un grupo de jóvenes
que dedican parte de su tiempo de vida
a apoyar a enfermos,
a animarlos, a acompañarlos,
a estar con ellos y brindarles momentos de felicidad,
momentos de ilusión y alegría,
cuando la esperanza de vida
de aquellos enfermos,
es cada vez menor.

¿Qué motiva a esos jóvenes,
a dedicar parte de su vida,
a dar alegría a quienes quizá la perdieron
o la van perdiendo con el paso de los días?,
no tengo una respuesta clara hijo mío,
lo único que se es que por ellos
y por otros que quizá no vemos,
la ilusión y la esperanza
son garantía de un futuro mejor.

Se llaman o se han llamar,
Misión Sonrisa,
y trabajan duro, muy duro,
para que la vida parezca mas fácil,
y los problemas llevaderos,
y que este paso terrenal,
no sea sólo un valle de lágrimas.

Te hablo de ellos hijo mío,
porque son esos ejemplos
los que deben inspirar la vida,
el servicio social,
el servicio al prójimo,
el dar la vida,
sin esperar o pedir nada a cambio.
Son la antítesis de lo que hoy es la política,
o el servicio público,
donde todo se hace por un reconocimiento
por un interés personal
y una carrera política,
como fin de vida,
y no como servicio y entrega.

No pierdas jamás esa ilusión de un mundo mejor,
y trabaja para que ello sea posible,
eso implica compartir tu tiempo
entre lo que mas te gusta
y lo que más necesita los que te rodean,
amor, servicio, apoyo, ánimo,
ayuda, colaboración y preocupación.

Nos sientas jamás,
que el tiempo de ayudar a los demás,
es un tiempo de regalo,
o quizá un tiempo obligado.
Tu corazón se nutre y se nutrirá
cada vez que entregas tu apoyo
para el servicio del prójimo,
por el simple hecho de hacerlo.
Esto mantendrá viva en ti,
la llama de la humanidad,
de la sensibilidad,
del renunciamiento a las cosas mundanas.
Hijo mío:
en una época
en la que el amor
solamente se expresa en regalos,
que mientras mas caros mejor,
lo ideal no es regalar nada,
lo mejor es entregar la vida,
tu tiempo de vida,
tus mejores años,
a vivir y compartir,
a soñar y animar,
a sembrar ilusión y esperanza,
por un mundo mejor,
no como propaganda,
sino como una forma de vida.

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