jueves, 6 de diciembre de 2012

Histeria colectiva


"Los expertos saben convertir a las mercancías en mágicos conjuntos contra la soledad. Las cosas tienen atributos humanos: acarician, acompañan, comprenden, ayudan, el perfume te besa y el auto es el amigo que nunca falla. La cultura del consumo ha hecho de la soledad el más lucrativo de los mercados."
Eduardo Galeano

Llega la fecha,
se aproxima el día,
en el que,
a pretexto del amor,
se rinde culto a un dios,
un dios terrible,
un dios oculto,
un dios intruso
llamado consumismo.

El dios del consumismo,
provoca la histeria colectiva,
de demostrar un supuesto amor
por medio de regalos y presentes,
como si el amor se comprara,
como si el amor se regalara
a través de lo material… de lo irreal.

El dios del consumismo,
se disfraza de satisfacción con lo material,
del tener y ser feliz,
por el simple hecho de tenerlo,
sin pensar si se lo necesita,
si se lo va a usar,
si de verdad vale la pena.

El dios del consumismo,
se nutre del trabajo inhumano,
donde los grandes capitales
contratan mano de obra barata
que es tratada peor que animales,
porque trabaja sin descanso
por un mínimo salario
para producir unos bienes,
que hacen “feliz” a la gente.

El dios del consumismo
te hace creer que hay sólo una época
para la ser solidarios
y dar de comer al que tiene hambre,
acompañar al solitario,
dar posada al peregrino,
regalar al que no tiene,
regalar al que se quiere.
Terminada esta época,
el dios del consumismo,
te lleva de la mano
a otros momentos
donde te dice cómo ser,
cómo vestir,
cómo hablar,
cómo actuar,
cómo aprender a gastar,
cómo gastar sin medida,
sin sentido, sin razón,
sin pensamiento,
sin sentimiento.

El dios del consumismo,
piensa por ti,
te quita autonomía,
te resta felicidad,
te hace pensar
que el bien material
es el fin natural,
que si no compras lo uno o lo otro
o que si no expresas tu amor
con bienes materiales,
serás parte de los infelices.

El dios del consumismo
te hace olvidar
las cosas sencillas de la vida,
que por sencillas
se transforman en complejas,
haciendo difícil decir
te quiero o te amo
todos los días,
abrazando,
sonriendo,
agradeciendo,
colaborando,
apoyando,
ayudando,
buscando la felicidad
en las cosas sencillas,
pero a la vez profundas y sinceras.
Entendiendo que la felicidad
es necesitar cada vez menos
las cosas materiales,
sin más ni más,
y trabajar en beneficio del prójimo.

La histeria colectiva
ha llegado y ha tocado tu puerta,
¿qué harás?,
¿dejarás pasar al dios del consumismo?.

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