jueves, 27 de abril de 2023

Irreverente

“El tiempo lo cambia todo”... eso es lo que la gente dice, pero no es verdad. Hacer cosas cambia las cosas. No hacer nada deja las cosas exactamente como están.

Dr. House

Escuché esta semana,

la historia de una mujer,

que decidió dejar de ser

lo que la sociedad la obligaba a ser,

y haciendo buen uso de su irreverencia

trazó caminos que hoy inspiran

a hombres y mujeres

que necesitan,

de modelos adecuados a seguir,

de historias que inspiran a vivir.


Aquella mujer,

decidió estudiar en la universidad,

y ese solo hecho

ya implicaba -en ese tiempo-

una herejía total.

Y no solamente estudió

una carrera universitaria,

… se graduó

de médico, de la primera médico

de un país que en aquella época,

-como en la actual-

estaba preso de estigmas,

dogmas y falsedades sociales.


No fue suficiente,

una vez que entendió

que el hacer las cosas

era lo que cambiaba las realidades,

asumió el reto de cambiar

aquello que se pensaba

era imposible.


Decidió ejercer,

su derecho a votar,

en tiempos que la mujer

no tenía esos derechos…

al final lo hizo,

al final otro hito

que inspira y enamora.


No es una historia románica,

o alegre.

Al contrario, es una historia

que se vivió con tristeza,

con dificultades y no sin esperanza.


La irreverencia,

(de la buena),

nos lleva, irremediablemente,

a cambiar las condiciones,

los estatus, las contradicciones,

las limitaciones, las injusticias

y aquellos errores que nos impiden

a que seamos mejores,

a que tengamos las mismas oportunidades

con toda dignidad.


Podrá pasar el tiempo,

pero sin irreverencia,

solo tendríamos tiempo,

sin cambios, sin nuevos momentos.

Lo que aquella mujer hizo,

nos lleva a pensar,

que sin acción, la contemplación,

es un acto de humillación.


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