jueves, 1 de septiembre de 2022

Y, si nos ayudáramos (unos a otros)


Ser libre no es meramente soltarse las cadenas, sino vivir de una manera en la que se respete y se amplíe la libertad de los otros

Nelson Mandela

Parecería que asistimos,

a la agonía de la solidaridad,

cuando unos pocos,

se llenan los bolsillos

sin importar ni el hambre,

el sufrimiento y la agonía

que sufren muchos,

por todo lado,

en todo momento.


Carentes de conciencia,

de entrega, de estudio,

de desprendimiento, de humildad.

de crítica constructiva,

de esperanza

y de muchas cosas más,

asistimos -forzados-

a tomar posición antes unos desgraciados

que sentados en el sillón del poder

hacen y deshacen,

desde siempre…

desde el ayer.


No nos dejan pensar,

y nos distraen

con discusiones intrascendentes

cuando frente a nuestros ojos

las realidades no cambian,

en muchos casos empeoran

y no es posible desear

en que las cosas puedan mejorar,

en medio de un sistema

que parecería diseñado

para estrangular

sin llegar a matar.


En medio de tanto pesar,

y no quiero ser pesimista,

-no lo soy en realidad-

encuentro realidades

que han logrado cambiar,

aquello que parecería ser imposible.


Una ciudad, por ejemplo,

que llegó a ser la más peligrosa del mundo,

y que se convierte poco a poco

en una ciudad de la esperanza,

de las oportunidades, 

una ciudad del futuro.


No es un tránsito fácil,

ni es la obra de un caudillo,

o de un partido político,

de la tendencia que sea.

No es un acto de magia,

no es algo que ocurre 

de la noche a la mañana,

es un proceso, 

una decisión acompañada

de la suma de liderazgos,

de ideas, de voluntades,

de acciones, de implicaciones,

de acuerdos y renunciamientos.


Transformar a las personas,

transformar a las sociedades,

transformas las realidades,

nos implica a todos,

nos compromete, 

nos obliga a levantarnos del asiento

y actuar en beneficio de los demás.


Es preguntarnos, ¿qué podría pasar

si nos unimos, si colaboramos,

si nos implicamos y renunciamos

a los egos individuales y colectivos?

y de una buena vez construimos,

algo para todos,

algo digno para todos.


Aquella celebración

de una supuesta libertad,

será cierta si, y solamente si,

construyamos esa sociedad,

que respetando la diversidad

y las diversas realidades

se plantea metas colectivas

y aporta desde sus espacios

a construir una historia de verdad.


Si continuamos

jugando el perverso juego

al que nos llevan los fracasados liderazgos,

perderemos la oportunidad de ser

más dignos y más humanos,

más libres y más corresponsables. 


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