jueves, 17 de junio de 2021

Vivir largo tiempo

Todo el mundo quisiera vivir largo tiempo, 
pero nadie querría ser viejo

Jonathan Swift 

Se dice o comenta,

que hay mucha sabiduría en la vejez,

que los años dan,

la experiencia necesaria,

para poder decir y opinar

con fundamentada razón.


Otros reconocen,

que una persona

que ha llegado a una respetable edad,

es alguien a quien se debe

la mayor consideración y respeto.


La vejez, la edad adulta,

la tercera edad,

los años dorados,

y otros adjetivos más

intentan describir

un momento de la vida,

al que llegan muchos,

pero no todos.


Queremos vivir muchos años,

pero no queremos llegar a viejos,

nos dice un pensador,

con elegante ironía,

porque a pesar

de que hagamos referencia

al respeto y cariño

con el que debemos tratar

a nuestros mayores,

también sabemos,

en mayor o en menor medida,

que no todo es “color de rosa”,

para aquellos,

que han llegado a viejos.


La vejez llega a la casa,

en forma de abuelos,

tíos o padres.

De pronto,

nos damos cuenta

que esos seres amados,

están mayores

y tienen otras dinámicas,

gustos, disgustos,

dolores y alegrías,

que antes no tenían.


La vejez llega a casa,

y nos vemos “obligados”,

a aprender a convivir con ella.

A veces pacientes

y otras, no tanto,

convivimos con nuestros mayores,

en una suerte de alegría y queja.

Alegría por tenerlos

y queja “porque parecen niños”,

“porque molestan”,

porque se enferman,

porque son necios,

porque se ensucian,

porque al final,

resultan una carga.


La vejez llega a la casa,

al barrio, a la ciudad,

al país y al mundo.

y no todos estamos preparados,

educados y conscientes

para acompañarla y hacerla digna.


No bastan las leyes,

los reglamentos

y las disposiciones que garanticen

una vejez plena y respetada.

Hace falta conciencia,

sentido común,

y mucho amor por la vida,

para entender y comprender

a la vejez en todas sus formas

y para rodearla de lo mejor

que nos sea posible.

No porque vayamos a llegar a viejos,

sino por que esos viejos,

conocidos o desconocidos,

son seres humanos,

que, al igual que nosotros,

merecen respeto y apoyo,

más aún si no cuentan,

con todas las capacidades

que la vida nos brinda,

peor aún porque no cuentan

con una renta digna,

una atención médica oportuna

y especializada

y una sociedad responsable

que se preocupa de quienes 

estuvieron en el mundo, 

antes que otros llegaran.




1 comentario:

Unknown dijo...

Tema importante, triste y siempre de actualidad