No se trata sólo de prever el futuro, sino de hacerlo posible
Antoine de Saint-Exupéry
Muchos son los nombres
y los calificativos
que le podemos dar al futuro.
Desde una desgracia total,
hasta el mismo paraíso.
Es verdad que esa suerte
de buscar un nombre al futuro,
depende del estado de ánimo,
del tipo de camino recorrido,
de lo que haya pasado
o dejado de pasar en nuestras vidas.
Habrá algunos
que sueñan con el futuro,
otros que no quieren saber de él.
Para unos: anhelo,
para otros: vejez.
Muchos son los nombres
que le podemos dar al futuro,
me preocupa que puedan ser,
en su gran mayoría,
poco esperanzadores,
conformistas, derrotistas
y nada inspiradores.
Lo sé,
esta vida,
tiene momentos,
en los que llegamos a pensar,
que es todo, menos vida.
Pero hay otros,
tantos, tantos y tantos momentos,
que no solamente son nuestros,
que valen la pena,
y animan a pensar
un futuro posible,
una suerte,
diría Benedetti
de fe de erratas,
donde corregidas las fallas
mas desgarradoras,
podrá vivirse una vida
sin tantas desgracias humanas.
Hay mucho por corregir,
en la construcción
de un futuro posible,
y hay que empezar,
desde nuestro propio corazón:
cuidar nuestros dolores,
recordar a los que se fueron,
vaciar nuestros rencores,
amar a los que nos aman,
y empezar a amar y respetar,
esta surte de vivir,
y poder servir
en la construcción
de un futuro posible,
que no llegará
solamente por desearlo,
o por orar por su llegada.
Llegará en la medida,
en que le pongamos fe,
razón y corazón,
a esa construcción constante
de un futuro posible,
con menos errores
que los ya vividos.
Y es ahora,
para que haya un mañana,
para los que amamos,
en honor de los que nos dejaron
y por la dignidad
de los más necesitados.
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