No sólo hay desigualdad en la distribución de la riqueza,
sino en la satisfacción de las necesidades básicas
José Saramago
En tiempos de pandemia,
un sonido de protestas,
de proyectiles, de gritos,
de amenazas, de insultos
y de enfrentamientos,
se toma las calles
de países y ciudades.
¿Qué provoca,
que en plena crisis sanitaria
la gente salga a las calles
a pedir que se atiendan
y que se satisfagan
las más elementales
necesidades básicas?
¿Qué lleva a un pueblo,
a levantar su voz,
en contra de la ocupación
de un espacio determinado,
donde no se puede gobernar
con total libertad?
¿Qué motiva una protesta,
a pesar del peligro
del contagio y la enfermedad,
y lleva a la gente a la calle,
porque ya no puede más?
En éstas
y en otras realidades similares,
hay un elemento común:
las desigualdades,
las complejas desigualdades,
que han impedido
y que impiden,
distribuir de adecuada manera
la riqueza y los recursos
y al menos cubrir
básicas necesidades humanas.
Esto último que, para mí,
tiene lógica y sentido común,
parece ser que no es posible,
peor aún pensar,
en oportunidades para todos,
en crecimiento y desarrollo
de todos y para todos.
A ello,
por desgracia,
debemos añadir,
que se suma el deliberado propósito
el malintencionado propósito
de aprovecharse del dolor humano
para generar caos y violencia.
Para generar odio y división,
para incendiar, quemar, matar,
bombardear, amenazar y aniquilar,
todo aquello que no sea
lo que un grupo dice que es
la verdadera y única manera
de vivir y convivir.
Las desigualdades
y también las maldades,
lucran de la ignorancia,
del miedo, la desinformación,
el adoctrinamiento
y también de la confusión.
La violencia, los enfrentamientos,
las muertes, los incendios,
los ataques y los odios,
son cosecha de una siembra
perversa y orquestada
de fuerzas que viven
y se enriquecen del mal:
los que roban el dinero,
los que compran las armas,
los que venden las armas,
los que trafican el dolor humano,
los que atentan contra la vida,
el patrimonio y la estabilidad social…
ellos sonríen, entre desigualdades y maldades
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