Si los pobres de los hospitales, de los asilos de mendigos y de las casas de huérfanos se han de morir, que se mueran: porque el Estado no tiene caridad, no tiene alma. El mendigo es un insecto, como la hormiga. Recoge los desperdicios. De manera que es útil sin necesidad de que se le dé dinero. ¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus defectos? Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más que de comer
Domingo Faustino Sarmiento
Discurso en el Senado de la provincia de Buenos Aires, 1859. Polémicas
Hay momentos
en la vida de la patria,
donde siento
una especie de orfandad.
Esos momentos,
suelen ser largos,
y dejan un sabor amargo,
al sentir la ausencia
de un liderazgo serio,
de un liderazgo positivo,
de un liderazgo
que piense en el “nosotros”
y no solamente en el “ellos”.
Este sentimiento de orfandad,
nace de la ausencia
de una política de Estado
que nos brinde la seguridad
de que todos tendremos
iguales derechos y obligaciones.
Es una orfandad,
en el sentido de ausencia de Estado,
en el sentido de ausencia de gobierno.
Muchas fotografías,
muchos anuncios de lo que se hará,
pero pocas acciones,
casi nada de información,
y mucha desesperación.
Una orfandad,
producto de gobiernos
entregados de lleno
al odio y al populismo.
Gobiernos afectados,
por el mal de la corrupción.
Gobiernos rodeados
de funcionarios sin capacidad,
sin corazón
y sin sangre en la cara.
Una orfandad,
que se siente
en la educación, en la salud,
en la justicia, en el día a día.
Las instituciones
que sostienen
estos servicios fundamentales,
han sido debilitadas,
amordazadas,
desprestigiadas y abandonadas.
Abandonados a nuestra suerte,
caminamos sin saber,
lo que pasa en el país,
sin datos, sin políticas,
ni ejecutorias
para hacer frente
a uno de los fenómenos
de salud más graves
que han existido en los últimos años.
La orfandad
se extiende y afecta
sobre todo a los más necesitados
a los más vulnerables,
a los más desatendidos.
Otras enfermedades,
otros enfermos,
otros afectados,
necesitan medicinas,
atención médica,
atención psicológica
y no la tienen,
porque no la hay.
Huérfanos de liderazgos,
de líderes responsables.
Huérfanos de ideas,
de ganas de involucrarnos
en la vida misma
del país y de la ciudad en que vivimos.
Es una orfandad terrible,
compleja, casi inmanejable.
Somos unos huérfanos
inconsolables y poco colaboradores.
Si no hay padre,
si no hay madre,
debemos salir adelante,
siendo ellos,
siendo eso que hace falta,
siendo eso que se necesita,
siendo acción,
verdad y sentido común.
Tristes es verlos pelear,
a los que tienen que trabajar juntos,
por el bien de todos.
Pero mas triste es,
que nos miren sentados
en la vereda de la vida,
quejándonos por ser huérfanos,
y sin hacer nada
para superar esa condición,
ese trauma y ese dolor.
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