jueves, 11 de febrero de 2021

Consensos


Ser libre no es meramente

soltarse las cadenas,

sino vivir de una manera

en la que se respete y se amplíe

la libertad de los otros

Nelson Mandela


Construir o destruir,

unir o disolver,

amar u odiar,

trabajar o robar el trabajo de otros.


Las sociedades

se enfrentan,

con el pasar de los tiempos,

a complejos momentos

uiadas  por liderazgos

que buscan, solamente,

su beneficio propio,

y pescar a río revuelto.

Y por ello destruyen,

disuelven, provocan odios

y se roban el fruto

del trabajo de otros.

Eso eso más fácil,

cuando estamos divididos,

cuando nos etiquetamos,

cuando construimos muros

y barreras mentales

llenas de prejuicios

y falsos conceptos 

de superioridad o desprecio. 


Llenos de odio

y desconfianza social,

actuamos solamente

en función del bienestar propio,

y ni siquiera eso,

sino del bienestar del poder,

y de sus súbditos y empleados.


Sociedades divididas,

que solamente generan

resentimientos, pobreza e intolerancia.

Así vivimos,

en varias partes del planeta,

sin darnos cuenta,

actuando como robots,

según el mandato del poder,

según sus designios:

divide y vencerás.


Por el contrario,

construir, amar, trabajar,

buscar el beneficio común,

requiere una reflexión,

que parte del corazón.


Necesitamos un ejercicio urgente

de perdón y reconciliación,

un llamado desesperado

al regreso del sentido común.


¿Qué esperamos para construir

en lugar de destruir?

¿Qué esperamos para poner en su sitio

a los terroristas y mafiosos

de la politiquería,

que quieren seguir robando a manos llenas,

y quieren también el título

de héroes de la patria?


Necesitamos desarrollar la capacidad

de escuchar y de dialogar.

Necesitamos desprendernos

de nuestros propios intereses,

y trabajar por los intereses colectivos.

Necesitamos construir consensos,

sanos consensos,

que son la antesala

de la convivencia pacífica,

con conflictos, 

pero sin violencia.


Necesitamos que nuestros líderes,

aprendan a ser humildes,

no como un acto de sometimiento,

sino como un valor ético

de sabernos finitos,

y necesitados de construir

de forma conjunta y digna,

un mejor presente

y un esperanzador futuro.


No es fácil,

peor aún si esto

incomoda a los fascistas,

a los populistas, a los absolutistas

y a los mafiosos y ladrones

de los bienes públicos y privados.

Es un ejercicio múltiple,

que si logramos hacerlo posible,

habremos dado vuelta a la página

de la barbarie y la tragedia humana.


Consensos, acuerdos,

diálogos, reflexiones y conversaciones.

Pilares para construir,

un mejor mundo,

un mundo mejor...

pero para todos,

no para unos cuantos. 


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