viernes, 27 de diciembre de 2019

Ciclos


Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único.
Agatha Christie
Cumplimos en la vida,
una serie de ciclos,
una serie de etapas
que se nutren,
para bien o para mal,
del entorno en que vivimos,
de las costumbres que aprendemos
de los ejemplos de miramos
y de cómo creemos entender
el mundo que habitamos.

Ciclos pequeños,
ciclos medianos
y también ciclos largos.

Ciclos tan pequeños,
que se producen
en un instante,
es un abrir y cerrar de ojos,
Ciclos que son parte
de nuestra propia biología,
de nuestra mente…
de nuestros sueños.

Hay otros ciclos,
un tanto más largos,
que ocupan unos días
o quizá meses de nuestra vida,
donde hay un inicio
y hay un final,
donde la tarea culmina,
donde la meta se alcanza,
donde nos damos por vencidos,
donde nos arrepentimos,
donde decidimos detenernos
y hacer algo diferente.
Ciclos que cambian,
una parte de lo que somos,
y muchas partes
de lo que queremos ser.

Es una suerte
de ensayo y error.
Es una afirmación
y luego una negación.
Vivimos esos ciclos,
muchas veces,
sin darnos cuenta,
porque hay ciclos,
donde perdemos el sentido,
donde perdemos el rumbo,
donde nos dejamos llevar,
por el viento
y la marea de otros.
Y, hay ciclos más largos,
complejos e intensos,
como la vida misma,
como la propia existencia.
que es la suma completa
de los aciertos y las equivocaciones,
de la dualidad perfecta,
y también de la imperfecta verdad.

El ciclo de la vida,
es corto o largo,
como ella misma,
te enseña día a día,
el resultado del camino
y aunque anticipa algo,
deja muy poco a la imaginación,
y también a la razón.

El ciclo de la vida,
es una suma de micro ciclos,
que se van acumulando
con el paso de los días.
Si llegamos
a entender su dinámica,
quizá podamos vivir
intensos ciclos de felicidad
que harán de contrapeso,
a los oscuros ciclos
que toca caminar,
en esto que llamamos,
vida, esa calle de sentido único.

Que el cierre de un ciclo,
y el inicio de otro,
sea el momento perfecto,
no para recriminarnos,
sino para animarnos
a seguir haciendo
aquello que nos hace bien
en cada uno de nuestros ciclos.

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