La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde
arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo
Eduardo Galeano
Enciendo una vela,
en tiempo de caridad,
en tiempo de abrazos,
de celebraciones y
regalos.
Enciendo una vela,
en tiempo de caridad,
donde recordamos al
hambriento,
al enfermo y al
preso.
Enciendo una vela,
en tiempo de caridad,
cuando regalamos lo que
sobra,
cuando reconocemos
a aquellos que
supuestamente
nada tienen y todo
esperan.
Enciento una vela,
en tiempo de caridad,
como una suerte de
querer lavar
aquella suciedad
espiritual
que nos incomoda y
acompaña.
Enciendo una vela,
porque no queda más,
porque muchos como
yo,
la encienden siempre
en estas fechas
y la acaban,
cuando el mes cambia,
cuando supuestamente,
regresamos a la
realidad.
Importante es el
sentimiento,
que nos invita a
preocuparnos
de los que menos
tienen,
de los que pasan
penas
y también sufrimientos.
Pero, más importante
es,
que ese sentimiento,
no se encienda el
primero
y se apague al final
del mes,
de un mes al año,
a pretexto de ser
caritativos,
a pretexto de ser
solidarios.
El mundo nos necesita
y nosotros
necesitamos de él.
Hacen falta tantas
manos,
para amasar el pan de
cada día,
hacen falta minutos
de compañía,
para el enfermo, el
preso
o el que sufre tristeza.
El mundo nos
necesita,
no solamente una vez
al año,
nos necesita y nos
necesitamos
siempre, todos los días
de la vida.
Que la solidaridad
que llega,
no se vaya nunca,
que se quede a vivir
en nosotros,
y se muestre cada día,
ojalá en grandes
obras,
pero sobre todo en
acciones
permanentes,
respetuosas,
dignas y humanas,
que permitan unir
esfuerzos,
y equilibrar
este triste mundo de
inequidades,
materiales y
espirituales.
Que no nos llegue
enero,
y frunzamos
nuevamente el ceño,
pateando a quien se
nos pone enfrente,
olvidando que era la
mano que alimentamos,
hace poco… en
diciembre.
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