jueves, 16 de mayo de 2019

Educar para la convivencia... (educar para la paz)


Es asombroso que la humanidad
todavía no sepa vivir en paz,
que las palabras como “competitividad”,
sean las que mandan, frente a las palabras como “convivencia”
 José Luis San Pedro


Vivir, es algo como existir,
llegar a este mundo
con unas señas
y  unas características propias.
Vivir, un eterno reto:
conocerse a uno mismo,
reconocerse, perdonarse,
cuando se camina por la vida,
cuando se  habla, cuando se calla,
cuando se actúa,
o cuando no se hace nada.

Vivir,
para conocerse,
para aceptarse,
para corregirse
y ser mejor persona,
todos los días,
en todos los momentos de la vida.

Y en ese ejercicio,
convivimos,
es decir compartimos,
espacios, tiempos y acciones,
con otras personas
y grupos de personas,
que enfrentan iguales,
menores o mayores retos
que los nuestros.

Convivimos
y en esa suerte de convivencia,
nos identificamos con unos,
y nos alejamos de otros.
A unos los vemos como amigos,
otros, nos son indiferentes,
y a otros los sentimos como enemigos.

Convivimos con familiares,
y en esa convivencia, tan cercana,
ya encontramos diferencias,
algunas, por desgracia,
que dividen, apartan y alejan.

Convivimos con vecinos,
algunos respetuosos y atentos,
otros indiferentes e incluso
irrespetuosos y patanes.
Convivimos con otros ciudadanos,
compartiendo calles, avenidas y parques.

Convivimos,
en un territorio definido,
(en algunos casos ni eso),
intentando identificarnos
por símbolos e historias,
que nos dicen y nos cuentan,
de una identidad propia.
A pesar de ello,
en todas esas convivencias,
las diferencias son muy fuertes,
son complejas,
peligrosas y violentas.

En los últimos años,  sumamos,
un factor de mayor complejidad:
que la convivencia actual
incorpora a personas:
niños, jóvenes, adultos y ancianos,
que huyen de realidades violentas,
y de realidades sangrientas.

La xenofobia,
la intolerancia,
la violencia como respuesta
y solución a los conflictos,
parecen ser los ingredientes,
de la actual convivencia.

Queremos que se respeten nuestros derechos,
cuando somos migrantes,
o cuando tenemos que dejar nuestra tierra,
e ir a buscar oportunidades
en tierras nuevas.

Pero cuando otros llegan
a nuestras tierras,
se despierta un sentimiento de molestia,
de enojo y de intolerancia
que impide convivir
y resolver conflictos sin violencia.

Necesitamos educar
y educarnos para la convivencia.
Para mirar el todo desde las diversas partes,
desde las diversas ópticas,
para conocer nuestras raíces,
nuestras culturas,
nuestras reglas de convivencia.

Esa educación para la convivencia,
que es a su vez es
educación para la paz,
requiere formar en lo sensible,
en lo resciliente,
en lo cooperativo,
en la tolerancia,
en la libertad,
en la igualdad...
en la fraternidad,
en el cuidado de la casa común,
en la reducción de desigualdades,
en el respeto a loa derechos humanos.

Educar para la convivencia,
es a la vez,
exigirnos a todos a ser mejores,
a prepararnos mejor,
a cumplir nuestro rol,
en los viveros momentos,
de nuestra vida,
en cada espacio,
que haga de la convivencia
una forma de vida,
y no un infierno en la tierra.

No hay comentarios: