viernes, 17 de agosto de 2018

Aprender a leer


Bajo las dictaduras de Europa Oriental la pobreza era un instrumento al servicio de la opresión, como la policía secreta, el ejército o el partido. Creo que así mismo es en los estados teocráticos. A la pobreza se añade el analfabetismo. A decir verdad, el analfabetismo en Rumanía no era tan alto; la mayoría de las personas sabían leer y escribir. Pero de qué sirve eso si la mayoría no entendía absolutamente nada. Conocían las letras, pero cuando has sido educado para no pensar, eres analfabeto de otra manera.
Herta Müller
No aprendemos a leer,
y seguimos siendo analfabetos
de la realidad que nos pasa,
de la realidad que nos afecta.

No aprendemos a leer,
no que queremos aprender,
porque preferimos que otros nos cuenten
lo que pasa en la realidad,
que nos digan o nos cuenten la historia,
una historia que no es real.

No aprendemos a leer,
porque hacerlo implica,
dedicar tiempo y esfuerzo.
Un ejercicio que nos lleve a entender
un entorno -que por lo general-
es ajeno  a nuestro intelecto.
Que no solamente es entender
las causas de las cosas,
sino también las consecuencias.

No aprendemos a leer,
y seguimos siendo analfabetos,
porque solamente somos
receptores del mensaje
del discurso y  del guión,
del poder de turno.
Un poder que se encuentra presente
en todos los espacios de gestión,
que nos sabe analfabetos,
y por ello prestos
a creernos cualquier barbaridad
que nos presentan como verdad.

Aprender a leer,
para no ser presas de la politiquería,
para que el candidato no nos vea,
como voto ignorante y seguro,
carente de cuestionamiento
peor aún de análisis.

Aprender a leer,
para poder comprender,
la historia, los años,
y el trabajo de gobernantes
y el estado de los gobernados.
Para decidir actuar
como responsables ciudadanos,
decidiendo cuál es la mejor forma de hacerlo.

Aprender a leer,
para que otros también  lo hagan,
y con ello aprendan a pensar,
a perder el miedo a equivocarse cuando piensan,
a equivocarse cuando actúan,
y a rectificar sobre la marcha,
para bien personal y social.

Aprender a leer,
para entender la profundidad,
de la podredumbre en el poder,
de la corrupción y la maldad.
Y con ese entender,
actuar diferente,
y promover un ejercicio público,
que busque el interés común,
el respeto de los derechos humanos,
el retorno de la ética en la política,
de la honestidad en el manejo
de los fondos e instituciones públicas,
y el trabajo compartido,
entre gobierno, empresa, sociedad y ciudadanos.

Aprender a leer,
para entender,
que el silencio de los buenos
es peor que el mal actuar de los malos.

Aprender a leer,
para no callar ante la injusticia
y la sinrazón.
Aprender a leer,
para  impedir
que el populismo,
el fascismo, el totalitarismo,
y el crimen organizado,
disfrazados de partido político,
nos gobierne desde nuestra propias mentes.

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