jueves, 17 de mayo de 2018

Diálogo con el dictador

“No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución,
se hace la revolución para establecer una dictadura” 
George Orwell

     
Un político, 
según él “revolucionario”,
ganó las elecciones y reelecciones en su país,
aprovechando la ignorancia del elector,
y el dinero del poder,
que veía en el,
a un aliado ideal,
para hacer más ricos a los ricos
y más pobres a los pobres,
no solamente en dinero,
sino en anhelos y valores.

Aquel político, 
que se decía demócrata,
se convirtió de a poco,
en un dictador disfrazado.
Un dictador que controlaba
todos los poderes del estado,
y la información que se publicaba.

Un dictador que puso a su familia,
a servirse del poder público,
y de los fondos y dinero públicos,
como si fueran propios,
como si fuesen de ellos.
Como si los bienes y las instituciones públicas,
fueran propiedad del político en el poder,
que disfrazado de democrático,
actúa, habla y ejecuta 
como todo un dictador de turno.

Llegados al poder,
los dictadores, disfrazados de demócratas,
los fascistas, disfrazados de humanistas,
se toman todo por asalto,
dinero, vehículos, presupuestos,
locales, servidores y voluntades.
ellos ponen “su servicio y su capacidad”,
y nosotros ponemos trabajo, impuestos y votos.

Cuando el dictador,
no puede evitar el caos y la desgracia,
de su abuso y maldad,
reprime, prohíbe y mata,
justificando su actuar,
en razón del orden y el bienestar,
léase impunidad.

Presionado por la sociedad,
el dictador se sienta a la mesa,
y dice que es una mesa de paz,
donde pretende amedrentar,
a los asistentes  y participantes,
para hacerles creer que todo estará bien,
si se callan y acatan las órdenes del poder.

Irrumpe una voz en el diálogo,
y es la voz de un joven,
es la voz de la juventud,
que pregunta al dictador,
¿Qué ha puesto,
en qué ha contribuido,
al desarrollo y al progreso del país?.
Continúa el reclamo,
y la molestia,
en un espacio para hablar,
con miedo, pero hablar y decir
que las cosas no están bien,
que el dictador ha abusado del poder,
y solamente ha puesto ambición desmedida,
maltrato y afectaciones a los derechos humanos.
“Nosotros presidente”,
-le increpa el joven al mandatario-
nosotros hemos puesto los muertos”,
acusando al dictador 
de mandar a matar 
a los jóvenes, por el hecho de protestar,
y convirtiendo al dictador en genocida.

Siguiendo la línea de aquel estudiante,
que increpó al político  de turno,
al político en el poder,
al político que busca,
eternizarse en su puesto,
deberíamos increparlos también,
y preguntarles qué han puesto.

Porque el electorado y los ciudadanos,
con impuestos, sacrificio y trabajo,
han puesto el dinero,
para comprar aviones, vehículos,
viajes y beneficios interminables.
¿Qué han puesto con el poder otorgado
en las urnas y en las eleciones?.
¿Han puesto honestidad, respeto,
independencia de poderes, ética,
oportunidades para todos, 
han rendido cuentas, han respetado los derechos humanos?
O, por el contrario,
¿han puesto el mal ejemplo de la impunidad,
del abuso, de la corrupción y la indecencia?.

Respondan por favor,
que los políticos en el poder,
respondan de una buena vez,
y no se repita el diálogo con el dictador,
que ante el miedo de perder el poder,
se levantó de la mesa,
sin decir una sola palabra,
quizá pensando en donde guardar su dinero,

y no donde enterrar a los muertos.

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