jueves, 1 de marzo de 2018

Sobre los kilos de verdad


Nada va bien en un sistema político
en el que las palabras contradicen los hechos
 Napoleón

Como si se tratara de mercadería,
un político en el poder,
dijo que entregaba un kilo de verdad,
para que la fiscalía investigara,
parte de una verdad fragmentada,
sobre actuaciones ilegales,
de quien a su vez,
investiga actos criminales.

Información que hizo pública,
en momentos de puja política,
en momentos de peleas de compadres,
en momentos de dimes y diretes,
en momentos en los que se compite
en quien es el más corrupto,
el más mentiroso y el más honesto (a la vez).

Perdida la decencia,
perdido el sentido común,
y perdida la prudencia,
los políticos en el poder,
y los que estuvieron en el,
empiezan a hacer públicos,
hechos bochornosos
sobre actos de corrupción.

Circulan acusaciones,
kilos de verdades,
kilos de mentiras,
frente a una audiencia,
y a un electorado,
cada día más callado,
ante tanto mamarracho y descarado,
que encubre la verdad,
que encubre al ladrón,
que encubre al socio de la corrupción.

Se mezclan
en la olla política
kilos de verdades y mentiras,
que se cocinan a fuego lento,
sin que haya un investigador serio,
que pueda hacer diferencias
entre lo oscuro y lo cierto;
sin que haya un gobierno,
que termine con el mandato
de ministros y funcionarios públicos
que lucran de la inestabilidad,
que allanan el camino a la impunidad
y se ganan el suelo sin trabajar.

Mentiras y verdades por kilos,
que aniquilan la voz de la oposición,
que no logra consolidar
una fuerza tal que haga la balanza equilibrar.

Verdades y mentiras,
por kilos, por cientos de kilos,
que nos impiden hablar,
que nos llevan a pensar
en que no sabemos en qué creer,
en quién creer y qué hacer.

Estáticos y callados,
la mayoría de los ciudadanos,
como si ya nada importara,
como si todo se hubiese perdido,
como si el final del camino,
estuviere cerca,
y pronto se declarará ganadora a la corrupción,
a la compra de conciencias,
a la compra de votos,
a la compra de mentiras,
a la compra de impunidad.

Verdades por kilos,
cuentos escondidos,
documentos desclasificados,
realidades que se callaron,
fraudes que se silenciaron,
compadres que se pelearon,
y que cuando se pelean,
se tiran lodo con ventilador,
sin importarles un comino,
ni el honor ni el dolor de un pueblo,
que se consume en la indefinición,
de un gobierno que dice no a la corrupción,
pero que no hace nada concreto
para poner un alto al político en el poder,
que lleva años lucrando de el,
a costa del dinero de todos los ciudadanos.

Que las voces del sentido común,
sean las voces de la mayoría,
que no callemos, que actuemos
como ciudadanos responsables,
que digamos ¡basta!, que nos indignemos,
y apuntemos con el dedo y acusemos
a los que han robado y siguen robando.

Que desechemos ese modelo de político,
que entrega un kilo de verdad y otro de mentira,
de acuerdo a las condiciones de su vida,
y no al interés de todos los ciudadanos.

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