viernes, 15 de septiembre de 2017

Consulta

Si un colectivo tiene la oportunidad de votar unido y con ello puede decidir el resultado de las elecciones, y no aprovecha esa ocasión, no cabe duda de que ese colectivo está políticamente enfermo
Malcom X

Se oyen voces y mensajes,
sobre la necesidad
de una consulta popular,
porque hay leyes que cambiar,
porque hay instituciones sin necesidad de estar,
porque al final de cuentas,
es importante rectificar.

Llevamos unos meses,
intentando abrir los ojos,
y una vez abiertos,
intentando asumir una realidad,
compleja y extraña,
cercana y dolorosa,
que nos cuenta el cuento
de una patria saqueada,
de una patria adormitada,
de una patria construida,
sobre el esfuerzo de muchos,
y la ganancia de pocos.

Llega el momento,
en que las voces en conjunto,
señalan que parte de la solución
es cambiar la situación y el estado
de instituciones y normas,
que nos hacen daño.

Coincido con esas voces,
y coincido con la necesidad del cambio.
Coincido con la consulta,
porque asumo que no hay otra vía pacífica,
para realizarlo.

Pero debo compartir mi preocupación,
por aquellos que serán consultados,
y por una clase política mediocre
que no alcanza mínimas condiciones de capacidad,
ni de argumentos, ni idoneidad.

Me preocupa el nivel de información,
la capacidad de analizar,
pensar y meditar,
de los que votaremos en la consulta popular -si la hay-.

Me preocupa que votemos,
como si fuera un asunto de derrotar al otro,
de cobrar venganza,
de enaltecer al caudillo,
de dejar las cosas en su sitio,
sin cambiar nada.

Me preocupa que votemos
sin pensar en el fututo,
haciendo caso a un mensaje del poder,
que nos quiere dispersos,
que nos quiere ignorantes,
que nos quiere sumisos,
que nos quiere dormidos.

Me preocupa,
que nuestra ética esté en mínimos,
y que por esa creencia,
votemos sin conciencia,
sin esperanza,
sin esperar cambios,
sin esperar nada.

Me preocupa de verdad,
y lo digo con respeto,
pero también con amargura,
que hay una clase política,
(también existe a mi criterio,
una clase política buena)
que no se merece el honor
de representar a un electorado,
a una sociedad,
a un pueblo
y a un futuro que no es de ellos,
sino que es de todos.

Una clase política,
a la que le falta altura,
preparación y cordura,
para hacer frente a los retos
que el país enfrenta,
y que reduce el debate,
a temas superfluos, vagos y dispersos,
olvidando lo de fondo:
la podredumbre y la corrupción,
y como cambiar esa realidad,
desde la verdadera educación.

Si hay consulta,
bienvenida sea,
porque más que un resultado electoral,
es la manera de evaluar

nuestro compromiso con la democracia y la realidad.

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