jueves, 7 de abril de 2016

Ante la crisis de expectativas: el cambio personal

Cuando no somos capaces ya de cambiar una situación,
nos enfrentamos al reto de cambiar nosotros mismos.
Viktor Frankl

No existe forma de que los líderes
de la política local,
trabajen juntos por la ciudad.

Cada cual maneja su agenda
y sus intereses de manera personal.
Parece que al elegirlos,
olvidaron al electorado,
olvidaron la promesa de servicio ciudadano,
olvidaron que trabajar por la ciudad
significa renunciar a posiciones,
trabajar en espíritu de cuerpo,
buscar fondos para la ciudad,
embellecerla,
promover su historia, atractivos y memoria.

No hay día,
no hay hora,
en la que no escuche las acusaciones de unos,
las amenazas de otros,
las denuncias y las peleas.
No hemos podido construir
una agenda de desarrollo local.

En lugar de pensar en promocionar,
las producciones artísticas e intelectuales,
de crear quizá los museos del café,
de la quinina, y de que hayan espacios para formar
la cultura de nuestra ciudad,
nos empeñamos en seguir
con caducas prácticas de promoción local.

Todo esto lleva,
a que exista una crisis de expectativas.
Ya no se espera nada,
se asume que la pelea continua,
que la agenda personal,
se impondrá siempre
a la agenda social.

Esa crisis de expectativas,
genera una crisis de opciones
de líderes que rescaten la figura del diálogo,
de la construcción de consensos,
de un horizonte común y permanente
que no necesite de banderas, ni de partidos políticos,
sino de líderes comprometidos
con el desarrollo local.

Esa crisis de expectativas,
se debe combatir desde nuestro interior,
¿cuál es nuestro rol como ciudadanos?
¿somos seres pasivos y meros espectadores?
¿pasamos del diagnóstico de la realidad,
a las propuestas para cambiar y mejorar?,
¿somos capaces de renunciar
al beneficio personal,
y trabajar por el beneficio social?.

Es probable,
que en los tiempos que corren,
criticar al poder  en el poder
sea como suicidarse,
sea como darle patente de corso al poder
para que te acose,
para que te amenace,
para que te enjuicie.
Es probable,
pero más grave
es el juicio de la historia
que dirá que cerramos la boca
y nos quedamos sentados
mientras se destruía el futuro
de nuestros ciudadanos.

Ante la crisis de expectativas:
el cambio y la reflexión personal.
Las cosas cambian,
porque nosotros hacemos algo para que eso pase,
no nos quedemos sentados,
no nos quedemos callados,
basta ya de diagnósticos

es hora de exigir y exigirnos trabajo.

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