jueves, 21 de abril de 2016

Potencia solidaria

Las grandes oportunidades para ayudar a los demás rara vez vienen,
pero las pequeñas nos rodean todos los días
Sally Koch

“Si no podemos ser
una potencia militar y económica,
podemos ser, en cambio,
una potencia cultural
nutrida de nuestras más ricas tradiciones".
Decía hace varios años
el maestro Benjamín Carrión.

Me encanta esa invitación y esa idea,
un reto encomiable,
un reto diario e interminable,
porque la cultura se construye y se nutre
con los días de la historia.

En estos días dolorosos,
tomando la invitación de Benjamín Carrión,
diría, parafraseando a un querido amigo,
que somos y debemos seguir siendo
una potencia solidaria,
que lo demuestra en pequeños
y grandes actos del día a día,
tratando de calmar la pena y el sufrimiento
de los hermanos que sufren la tragedia
de haber perdido lo que tenían,
de creer haber perdido lo que tendrían.

En cuanto la magnitud del terremoto
se conoció entre todos,
una cadena de unión
empezó a forjarse en el Ecuador.
Sin pensarlo dos veces,
las preguntas de qué hacer
y cómo hacerlo copaban las mentes
de hombres y mujeres
que querían hacer algo
para ayudar a sus hermanos.

Y no han parado,
no se han detenido.
Las mente y corazones
viven dos vidas en un mismo tiempo:
la propia y la de las víctimas.

Pasan los días,
y la magnitud de la tragedia
no tienen límites,
se necesitarán muchos años,
mucho dinero,
mucho esfuerzo,
mucha esperanza
y mucha inteligencia
para reconstruir y reparar
los daños físicos.

Se necesitará de mucho amor
para ayudar a los hermanos
a superar el trauma y el dolor.

Una potencia solidaria despertó,
y no podrá dormir nuevamente,
porque hoy es por ti,
y mañana por otros
que viven desgracias complejas.
Porque aún hay pobreza e ignorancia,
porque la tierra necesita producir
porque hay que crear empleos
porque hay que sembrar esperanza.

Esa potencia solidaria,
necesita un gobierno responsable
y con sentido común.
Que apoye las iniciativas,
que siembre la concordia,
que de ejemplo de ahorro,
de prudencia, de respeto,
que sepa enseñar a trabajar en equipo.

Esa potencia solidaria,
necesita condiciones adecuadas
para construir el futuro,
para levantarse y caminar erguida
aprendiendo del dolor y de la vida.

Ojalá que sus gobernantes,
en cualquier momento de la historia
sepan verla como es:
inquieta, profunda, compleja y diversa.
Sepan apoyarla,
sepan promoverla
y aprendan a convivir con ella.

Una potencia solidaria que finalmente espera,
que sus esfuerzos lleguen a buen puerto,
que todo lo que ha entregado y entregará,
no se quede en el camino, ni en ningún bolsillo,
que llegue a las manos, a las bocas y a los corazones

de sus compatriotas dolidos.

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