jueves, 22 de octubre de 2015

Educar para la libertad

Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo,
involúcrame y lo aprendo.
Benjamin Franklin

Nada más incómodo,
para el poder en el poder,
que una sociedad educada,
que un electorado reflexivo,
que un pueblo consciente
y preocupado por el bienestar de todos.

Nada más incómodo, digo,
porque en la medida
en que la sociedades estudian,
se preparan y cuentan con instituciones educativas
fuertes, liberales e innovadoras,
en esa medida,
no será posible la existencia del populismo,
del fanatismo y del fascismo,
ni de gobiernos, políticos y gobernantes
que hacen del poder
una forma de vida,
algo que loa hace enriquecer.

Necesitamos entonces,
de una educación para la libertad,
donde importe menos el memorismo,
o la repetición innecesaria
de supuestos conocimientos,
o contenidos,
y se valore la capacidad
y la habilidad de aprender siempre,
la duda como método,
y la búsqueda de la verdad
como objetivo.
Entendida esa verdad,
como la suma de verdades,
como la suma de realidades.

Una educación para libertad,
que considere a la escuela,
como espacio de aprendizaje,
de convivencia pacífica,
y de preparación para la vida.
Donde los maestros,
sean guías y no unos meros sujetos
que llenan unas hojas de planificación
y que son evaluados por lo que dicen hacer
y no por lo que hacen para inspirar
en el corazón de sus educandos,
el amor por la lectura, la sabiduría y la vida.

Una educación para la libertad,
donde la Universidad sea,
el Alma Mater,
la madre del libre pensamiento,
de la libertad de cátedra,
el espacio donde las ideas fluyen
para dar respuesta a los grandes
y también pequeños males de la sociedad.
Una Universidad que sea vital para la sociedad,
que primero forme corazones
y que luego otorgue profesiones,
que sea libre para crear, innovar,
educar e investigar.
Pero que a la vez,
sea responsable y ética,
al momento de plantear
su tarea y su caminar.

Esa sería,
en mi criterio,
la educación para la libertad.
Lo otro:
palabras, leyes, sanciones,
presupuestos millonarios al vacío,
instituciones sin razones,
que supuestamente mejoran la educación,
y que hacen de ella
una educación presa,
prisionera del dogma,
del modelo de turno,
de la reforma innecesaria y vacía,
de la fotografía para la prensa amarilla,
que engaña al pueblo que ignora
que la educación que libera
no necesita propaganda,
ella sola se encarga
de que el velo caiga
de los ojos del ignorante,
que mira la luz de la verdad

y aprende a caminar tras su brillo.

1 comentario:

Unknown dijo...

excelente reflexion....la educacion es la verdadera arma que derrotara a la injusticia...y cada quien en su metro cuadrado debe educarse y abrir con ello los ajos a la luz verdadera