jueves, 11 de junio de 2015

Gritos, protestas, amenazas... intolerancias

Protestar es negarnos a ser reducidos a cero y a que se nos imponga el silencio. Por tanto, en cada momento que alguien hace una protesta, por hacerla, se logra una pequeña victoria. El momento, aunque transcurra como cualquier otro momento, adquiere un cierto carácter indeleble. Se va y sin embargo dejó impresa su huella. Lo principal de una protesta no es que sea un sacrificio efectuado en pos de un futuro alternativo más justo.
John Berger

Las calles se llenan de gente,
de gente de varios colores,
de gente de varios pensamientos.
Las calles vuelven a ser,
escenario de todos,
y no solamente del poder.

La gente volvió a las calles,
y con ello regresó algo,
que se había quedado apagado:
la voz inconforme,
la voz de protesta,
la voz que exige,
la voz que se inquieta.

La gente volvió a las calles,
perdiendo el miedo,
o quizá ocultándolo.
Miedo a ser etiquetado,
a ser procesado o enjuiciado
como un delincuente común,
por el solo hecho
de levantar la voz,
de decir que no se está conforme,
que no se comparte,
algunas acciones,
o todas las acciones del poder.

Es verdad que algunos,
aprovechan el momento,
para sembrar el caos,
para generar violencia,
para cambiar el sentido
de la protesta pacífica,
y con ello justificar
más violencia,
del lado que sea,
pero violencia igual.

Escucho gritos,
protestas, amenazas e intolerancias,
si son noviolentas,
bienvenidas,
porque ayudan a la reflexión,
porque ayudan a la promoción
de un estado mejor,
de un estado de bienestar y solidaridad.

Lo que no podemos dejar pasar,
es que regrese la violencia,
en sus diversas formas:
directa, a través del daño físico
y el daño a la propiedad pública y privada.
Violencia cultural: cuando pretenden
hacernos creer que todos los que protestan
son delincuentes y conspiradores,
que buscan el regreso de viejos tiranos.
Es cultural la violencia que pretende hacernos creer
que el poder en el poder,
es el único que puede ser
que puede gobernar,
que se puede quedar y hacer
el tiempo que le de la gana
y hacer lo que le venga en gana.
Violencia estructural,
cuando el aparato estatal
conspira y atenta contra los derechos humanos
de todos los ciudadanos.

Protesta si,
para exigir el cumplimiento del deber,
para pedir cuentas,
para pedir que se diga
en qué se gasta el dinero de todos,
para pedir que se cumplan
los elementos de la democracia:
alternabilidad, libertad de expresión,
división de poderes,
respeto al poder constituido legalmente,
rendición de cuentas
a través de jueces independientes.

Amenazas e intolerancias no,
porque es jugar el juego de la violencia,
que pocos quieren,
porque saben que funciona…
el divide y vencerás.

No hay comentarios: