miércoles, 3 de junio de 2015

A una madre


A una madre se la quiere
siempre con igual cariño
y a cualquier edad se es niño
cuando una madre se muere.
José María Pemán

Una madre no muere nunca,
está siempre en el recuerdo,
está siempre en cada momento,
donde entregó su tiempo
para educarnos y amarnos.

Una madre no muere nunca,
pues sus caricias son eternas,
sus palabras de amor y su paciencia,
son semillas que germinan
con el pasar de los días,
cuando repetimos en nuestros hijos
las enseñanzas y el amor
de la madre querida.

Una madre no muere nunca,
podrá irse su cuerpo al cielo,
pero se queda su espíritu,
su ejemplo,
sus lágrimas y también sus sonrisas.
Se quedan sus tardes de melancolía
y sus momentos de felicidad.
Se quedan también
sus recetas y su comida,
se quedan las ganas
de haberla abrazado más
de haberle dicho sin cesar
que la amabas y la amas sin límites
que la necesitas
en todos los momentos de tu vida.

Una madre no muere nunca,
y aunque sabes que ella partirá
y dejará la tierra y te dejará a ti,
no puedes preparar el corazón
para aguantar tanto dolor.

Una madre no muere nunca,
solo cierra sus ojos
para trascender en tu corazón.



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