jueves, 6 de noviembre de 2014

Los límites del poder en el poder

El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente.
Lord Acton

Todo en la vida,
debe tener un límite,
pues el absoluto se convierte
en la antítesis de la libertad,
de la igualdad y de la fraternidad.

Y si hablamos del poder,
ni se diga.
Si el poder no tiene límites,
deja de existir la responsabilidad de dar cuentas;
si el poder no tiene límites,
no necesita justificar el destino
de los fondos púbicos
que le han sido entregados
para el ejercicio de su mandato;
si el poder no tiene límites,
terminará por pensar
que solamente lo que él haga –el poder en el poder-
será lo que la gente deba hacer
y no otra cosa,
y voy más allá,
terminará pensando
que quien haga lo contrario
o piense lo contrario,
está atentando contra la majestad
del poder en el poder.

Una sociedad,
no puede llegar a acostumbrarse,
no puede llegar a pensar,
no puede aceptar,
la existencia de un poder en el poder,
sin límites, sin tiempos,
sin rendición de cuentas,
sin control ni pudor.

El poder en el poder,
requiere de límites,
de diversidad,
de tiempos que empiezan y acaban.
No puede pretender
que una vez llegado al poder,
cambie las condiciones,
las circunstancias y las situaciones,
para autoproclamarse rey y dueño absoluto
del poder y las decisiones,
por el bien de la sociedad y sus instituciones.

El poder en el poder,
jamás debe olvidar
que su principal misión es el servicio,
que su trabajo se debe orientar
a generar las mejores condiciones
de igualdad y calidad,
en servicios de salud, educación,
transporte, desarrollo humano,
desarrollo económico y previsión para el futuro.
El poder en el poder,
debe sembrar con el ejemplo
condiciones adecuadas
para la existencia de una cultura de paz.

El poder en el poder,
necesita límites,
necesita ser juzgado,
necesita ser tolerante
hacia el pensamiento contrario,
necesita entender la diversidad
de pensamientos y comportamiento.

El poder en el poder,
debe ser educado,
comprensivo,
debe educar para la paz,
para convivencia,
para la honestidad y la transparencia.

El poder en el poder,
debe entender
su condición de temporal,
su condición de ser normal,
lejano a todo tipo de concepto
relacionado con la deidad.

El poder en el poder,
necesita límites,
y vaya si los necesita,
porque si lo dejamos libre,
deja su condición humana
y se transforma en un dios de barro,
que decide sobre la vida de los seres humanos,
sobre el presente y el futuro,
sembrando miedo y violencia
como formas de mantener su dominio.

El problema radica,
en que esos límites,
los debemos ponemos la sociedad civil,
¿quién está de acuerdo?,
y si lo está…

¿quién decide actuar?.

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