viernes, 24 de diciembre de 2010

Un mensaje de paz

Gloria en el Cielo y paz en la tierra a mujeres
y hombres de buena voluntad

Hoy quiero compartir,
un mensaje de paz,
de aquella paz diferente,
activa, insurgente,
que reclama, que dialoga,
que exige días mejores.

Un mensaje de paz,
que se traduce
en la vivencia
de los valores básicos
de una respetuosa convivencia.

Unos valores que no son otros,
que el respeto, el honor,
el amor, la tolerancia,
la solidaridad, la amistad,
el perdón, la comprensión,
la ayuda, la colaboración,
la honestidad y la dignidad,
que unidos dan forma a la paz.

Son… por decirlo así
valores repetidos hasta la saciedad,
e incumplidos hasta la eternidad,
porque se requiere,
para hacerlos verdad
algo mas que palabras,
se requieren voluntades, hechos,
compromisos personales,
renunciamientos,
y lo más difícil:
el propio ejemplo.

Un mensaje de paz
que pide de ti actuar,
no quedarte sentado,
no quedarte callado,
ante las injusticias,
ante los atropellos.

Un mensaje de paz,
que te invita a reflexionar
sobre tu papel en la vida,
de tu comunidad
y en la tuya personal.

Un mensaje de paz,
que te pregunta,
que te cuestiona,
si no lo has hecho ya,
sobre si estás haciendo bien las cosas
o si algo debes mejorar.

Un mensaje de paz,
que no es una promesa,
repetida mil veces,
y que nada cambia,
pues nada se ha hecho.
Este es un mensaje nuevo,
que no promete nada,
que te exige todo,
todo a cambio…
de una nueva vida.

No esperes que la paz llegue,
por un simple deseo,
por un rezo o por una oración,
eso está bien…
pero no es suficiente.
La paz que necesitamos,
llegará solamente
si cada uno de nosotros
actúa como verdaderos seres humanos.

La paz que necesita tu alma,
llegará una vez que te aceptes
y me aceptes como soy,
entonces… solo entonces,
podrás empezar a construir
la vida que quieres,
la vida que necesitas,
la vida que necesitan
los que te aman.

Hoy… quiero compartir
un mensaje de paz,
que me recuerda
y nos recuerda a la vez,
que hay tanto por hacer
y tan poco tiempo para hacerlo,
pero que independiente de ello,
es la actitud lo que cuenta:
dar y hacer con alegría,
sin interés y sobre todo,
con el corazón por delante.

Mira, lee y reflexiona
el ejemplo que nos dejó,
aquel que hace miles de años
nos habló ya de esto
y nos entregó a la noviolencia,
como una forma de vida.
Hoy celebramos su nacimiento…
un buen momento,
para reflexionar sobre su ejemplo.

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