jueves, 8 de noviembre de 2007

La sabiduría del silencio interno


Habla simplemente cuando sea necesario. Piensa lo que
vas a decir antes de abrir la boca. Sé breve y preciso
ya que cada vez que dejas salir una palabra , dejas
salir al mismo tiempo una parte de tu chi. De esta
manera aprenderás a desarrollar el arte de hablar sin
perder energía. Nunca hagas promesas que no puedas
cumplir. No te quejes y no utilices en tu vocabulario
palabras que proyecten imágenes negativas porque se
producirá alrededor de ti todo lo que has fabricado
con tus palabras cargadas de chi.

Si no tienes nada bueno, verdadero y útil, es mejor
quedarse callado y no decir nada. Aprende a ser como
un espejo, escucha y refleja la energía. El universo
mismo es el mejor ejemplo de un espejo que la
naturaleza nos ha dado porque el universo acepta sin
condiciones nuestros pensamientos, nuestras emociones,
nuestras palabras, nuestras acciones y nos envía el
reflejo de nuestra propia energía bajo la forma de las
diferentes circunstancias que se presentan en nuestra
vida.

Si te identificas con el éxito, tendrás éxito. Si te
identificas con el fracaso, tendrás fracasos. Así
podemos observar que las circunstancias que vivimos
son simplemente manifestaciones externas del contenido
de nuestra habladuría interna. Aprende a ser como el
universo, escuchando y reflejando la energía sin
emociones densas y sin prejuicios, siendo como un
espejo sin emociones aprendemos a hablar de otra
manera. Con el poder mental tranquilo y en silencio,
sin darle oportunidad de imponerse con sus opiniones
personales y evitando que tenga reacciones emocionales
excesivas, simplemente permite que una comunicación
sincera y fluida exista. No te dés mucha importancia,
sé humilde pues cuanto más te muestras superior,
inteligente y prepotente, más te vuelves prisionero de
tu propia imagen y vives en un mundo de tensión e
ilusiones.

Sé discreto, preserva tu vida íntima, de esta manera
te liberas de la opinión de los otros y llevarás una
vida tranquila volviéndote invisible, misterioso,
indefinible e insondable como el Tao. No compitas con
los demás, vuélvete como la tierra que nos nutre que
nos da lo que necesitamos. Ayuda a los otros a
percibir sus cualidades, sus virtudes y a brillar. El
espíritu competitivo hace que crezca el ego y crea
conflictos inevitablemente. Ten confianza en ti mismo,
preserva tu paz interna evitando entrar en la
provocación y en las trampas de los otros.

No te comprometas fácilmente. Si actúas de manera
precipitada sin tomar conciencia profunda de la
situación te vas a crear complicaciones. La gente no
tiene confianza en aquellos que dicen sí muy
fácilmente porque saben que ese famoso sí no es sólido
y le falta valor. Toma un momento de silencio interno
para considerar todo lo que se presenta y toma tu
decisión después. Así desarrollarás la confianza en ti
mismo y la sabiduría. Si realmente hay algo que no
sabes o que no tienes la respuesta a la pregunta que
te han hecho, acéptalo. El hecho de no saber es muy
incómodo para el ego porque le gusta saber todo,
siempre tener razón y siempre dar su opinión muy
personal. En realidad el ego no sabe nada, simplemente
hace ver que sabe.

Evita el hecho de juzgar y de criticar, el Tao es
imparcial y sin juicios, no critica a la gente, tiene
una compasión infinita y no conoce la dualidad. Cada
vez que juzgas a alguien lo único que haces es
expresar tu opinión muy personal, y es una pérdida de
energía, es puro ruido. Juzgar es una manera de
esconder sus propias debilidades. El sabio tolera todo
y no dirá ni una palabra.

Recuerda que todo lo que te molesta de los otros es
una proyección de todo lo que todavía no has resulto
de ti mismo. Deja que cada quien resuelva sus propios
problemas y concentra tu energía en tu propia vida.
Ocúpate de ti mismo, no te defiendas. Cuando tratas de
defenderte en realidad estás dándole demasiada
importancia a las palabras de los otros y le das más
fuerza a su agresión. Si aceptas el no defenderte
estás mostrando que las opiniones de los demás no te
afectan, que son simplemente opiniones y que no
necesitas convencer a los otros para ser feliz. Tu
silencio interno te vuelve impasible. Haz regularmente
un ayuno de la palabra para volver a educar al ego que
tiene la mala costumbre de hablar todo el tiempo.
Practica el arte de no hablar. Toma un día a la semana
para abstenerte de hablar. O por lo menos algunas
horas en el día según lo permita tu organización
personal. Este es un ejercicio excelente para conocer
y aprender el universo del Tao ilimitado en lugar de
tratar de explicar con las palabras qué es el Tao.
Progresivamente desarrollarás el arte de hablar sin
hablar y tu verdadera naturaleza interna reemplazará
tu personalidad artificial, dejando aparecer la luz de
tu corazón y el poder de la sabiduría del silencio.
Gracias a esta fuerza atraerás hacia ti todo lo que
necesitas para realizarte y liberarte completamente.
Pero hay que tener cuidado de que el ego no se
inmiscuya. El poder permanece cuando el ego se queda
tranquilo y en silencio. Si tu ego se impone y abusa
de este poder, el mismo poder se convertirá en un
veneno, y todo tu ser se envenenará rápidamente.

Quédate en silencio, cultiva tu propio poder interno.
Respeta la vida de los demás y de todo lo que existe
en el mundo. No trates de forzar, manipular y
controlar a los otros. Conviértete en tu propio
maestro y deja a los demás ser lo que son, o lo que
tienen la capacidad de ser. Dicho en otras palabras,
vive siguiendo la vida sagrada del Tao.

Texto taoísta traducido por Oscar Salazar

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