jueves, 19 de julio de 2007

Un Angel se ha ido


Hace pocos días,
el Señor llamó a su seno,
a un hombre de iniciativas plenas,
alguien que entendió el servicio al prójimo,
a la humanidad entera,
dedicándose a ella,
de cuerpo entero.

La religión no fue su fin,
tampoco lo fueron para nada,
las representaciones vanas,
los cargos, la posición social mundana.
Vivió para servir,
siendo la Iglesia su medio de contribuir,
a la verdad, a la educación y la paz.

Parecería ser que en personas como él,
el Padre Celeste dibuja en el corazón,
las alas de un ángel,
la ingenuidad de un niño,
la tenacidad de un educador,
la sapiencia de un buen padre,
la delicadeza de la madre tierna,
y la debilidad del hombre en la tierra.

No es momento de decir ¡cuan bueno era!,
solo porque su cuerpo,
a la tierra a vuelto,¡ no!
Es necesario reconocer
en este hombre de carne y hueso,
que en su paso por la vida terrenal,
dejó de lado su beneficio personal
y se entregó por quienes él,
reconocía sus hermanos también.

Que de los hombres nos quede siempre
en la mente y en el recuerdo de la vida,
las cosas buenas, el momento alegre,
que sirva de bálsamo para la alegría,
y mirar que no solo ese hombre,
se olvida del prójimo,
cuando protegerlo debe.

Y así fue Mons. Angel Rogelio Loaiza,
educador, sacerdote, ciudadano e intelectual,
construyó con la ayuda de muchos
un legado de bien con amor fraternal.
Y, aunque todo lo visible es material,
dentro de las aulas hay maestros que tallaron,
y hoy tallan día a día,
los corazones y mentes de niños y jóvenes,
que serán mañana, que lo son hoy,
semilla sana, semilla fresca,
de aquel anhelado mañana,
del futuro del iguales,
de la Patria incluyente,
de vernos todos a la cara,
de ser buena gente.

Lo conocí poco como persona,
lo conozco más por sus obras,
para nada apoteósicas o rebuscadas,
fue quien dijo ser,
hizo lo dijo hacer.

Quedarán para algunos recuerdos
poco claros, incluso un mal momento,
o quizá acaso, un mal sentimiento,
“quien esté libre de pecado,
la primera piedra arroje”,
¿que hombre o mujer en el mundo
un error no ha cometido?
Lo malo sería que en su corazón,
así lo haya querido.

Se ha ido un Ángel,
no solo de nombre,
sino de sobrenombre.
Asumo que estará gozando
de ver a Dios, a su Dios pleno,
quien acaso le habrá recordado,
que los constructores de paz,
son los que de Dios gozan su faz.

Queda la pena de la ausencia,
queda la alegría de la presencia,
queda el ejemplo de vida,
queda el testigo por tomar,
y continuar una senda tal,
que no olvide al niño
y al joven de educar.

Lo dijo el poeta y lo repito ahora,
es quizá mi sueño de epitafio,
mi sueño de dulce final:
“vida nada te debo,
vida… estamos en paz”.

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