jueves, 5 de julio de 2007

El Podocarpus solo...


a su suerte dejado por lo que
en este país se ha llamado
a un ente penitente:
Ministerio del Ambiente.

La sociedad civil aporta
lo que tiene, lo que puede.
Organizaciones y comunidades
trabajan en convivencia plena,
con la naturaleza entera.

Hoy al Podocarpus fui,
y lo sentí solo,
un tanto desamparado,
caminando suelto,
y unos ojos mirando.

Ojos que ven en el,
el oro enterrado,
las endémicas especies,
la madera de contrabando.

Un hombre, dos, tres, cuatro,
cinco o diez, de nada valen,
en funciones de protectores,
si un Ministerio Penitente
le da la espalda,
al verdadero pulmón de nuestra gente.

Todo lo que hagamos,
que sea pronto,
que sea colegiado,
no dejemos que el burócrata,
lento, inculto y dictócrata,
deje que el delincuente,
acabe con el medio ambiente.

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