viernes, 13 de julio de 2007

Cuando la Ley no tiene la razon


Escucho las voces de los candidatos,
que atacan, critican las normas presentes,
le echan la culpa a la Constitución,
nos dicen que allí encontramos,
los males, la penas de nuestra nación.

Apuestan todos a un nuevo texto,
que traiga consigo trabajo y empleo,
que produzca de inmediato si mas consideración,
el trabajo digno, la salud y la educación.

Nos hablan, nos dicen que los cambios urgen,
cambiar el país piensan, es cambiar los nombres,
dejar las provincias, adoptar las regiones,
cambiar el país piensan, es cambiar el nombre,
que se vaya el Congreso, que vengan los senadores.
Cambiar al país piensan, es disponer por ley,
que se acabe el hambre de una buena vez.

Los veo a todos, y a todas hablar del mal,
los veo y los leo, abanderados del bien,
muchos pertenecientes a la vieja política,
otros de la mano de movimientos nuevos,
de la mano de viejos políticos nuevos.

Veo a muchos que en pasadas lides,
en pasados gobiernos, desgobernaron a todos,
que fueron parte de la trinca y la troncha,
que desfilaron por calles, por corredores y alfombras,
que saludaron con la mano y sonrisas falsas,
y que ahora se arrogan la representación del Pueblo.

Los miro intentando sembrar, a como de lugar,
la semilla del futuro y la oportunidad.
Me queda una duda, y soy sincero si digo,
que aquel germen de venta en la campaña actual,
que aquella ilusión que pregonan por una patria sin igual,
sea un espejismo horroroso, una especie de mal,
peor que nuestra actual suerte,
que nuestra propia desgracia nacional.


No son todos por supuesto,
de los que dudo, a los que no creo,
hay gente honesta y de corazón puro.
Me preocupa que sean pocos,
y ojala que me equivoque,
que sean muchos y los corazones puros,
que a la Asamblea vayan juntos,
por el futuro de todos.

A ellos les pido de favor,
que no se crean esa frase absurda,
de que la Ley cambiará al Ecuador,
las leyes no gobiernan las costumbres,
ni los pensamientos y valores,
no generan hermandad, pero aún,
compromiso, entrega y dignidad.

De por sí sola, la ley no basta,
es un instrumento de cambio social,
que funciona solamente si desbasta,
de la mano del buen gobierno nacional,
las lacras sociales que el Ecuador arrastra.

La ley de por sí no educa,
no da trabajo, no da comida.
No centremos todo el esfuerzo,
el dinero y la salud,
en un texto constitucional,
que como los otros,
ha sido usado para beneficio personal.

Sembrar valores, educar con el ejemplo,
servir al prójimo, respetar lo ajeno,
obligarse al servicio público,
despojarse de lo que sobra,
respetar a nuestra madre tierra,
no solo hablar, actuar en bien común,
todo ello, mas la Constitución,
hará de nosotros un mejor Ecuador.

La Constitución es un medio
para alcanzar el bienestar,
algunos creen que es un fin,
una meta a alcanzar,
si esa es su motivación,
tiraremos al agua esta oportunidad
de trazar las líneas del futuro común.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojalá todos algún día pensemos de esa manera.Gracias por esos líneas tan sabias.

Anónimo dijo...

Mi doc. hazle un forward a Correa,
saludos
Arthur.