jueves, 12 de octubre de 2023

Sobre fanatismos y fundamentalismos

Cualquiera con fanatismo, poder e impunidad puede transformarse en una bestia

Isabel Allende

Los aplauden,

los siguen, los celebran,

los convierten

en una suerte de deidades.

Les creen todo lo que dicen,

hacen lo que les piden,

los transforman en dioses,

en profetas, en elegidos.


Junto a este grupo de personas,

cegadas por el fanatismo,

el fundamentalismo, el extremismo

y la más brutal ignorancia,

están otros que apoyan,

no por fanatismo o porque creen

en esos dioses de barro.

Muy por el contrario, están

porque cobran ese apoyo:

cargos, contratos, poder,

lucro sin límite.

Son una suerte de ejército

de toda mafia posible. 


La humanidad ha vivido

y vive,

historias de fanatismos,

extremismos y fundamentalismos.

Son historias que coinciden

con tiempos de oscurantismos,

entendidos éstos,

como espacios de tiempo

donde la humanidad pierde

y ha perdido la capacidad

de leer, comprender, reflexionar,

pensar, construir una idea,

poderla expresar y hacerla realidad.


Una idea:

en beneficio de los demás,

por el bien común,

renunciando a intereses particulares,

buscando que todos ganen,

dejando de lado los egos

y los intereses comunes.


En tiempos de fundamentalismos,

de extremismos y fanatismos,

es necesario restaurar

aquello que a la humanidad 

le ha servido para ser tal:

buena fe, sentido común,

esfuerzo, constancia, trabajo en equipo,

solidaridad, tolerancia, disciplina,

comprensión, humanismo, estudio,

flexibilidad, humildad, compromiso,

lealtad, saber aceptar,

saber enmendar.


Una suma de valores

que no se cuelgan en ninguna pared,

por el contrario

se construyen en el corazón,

se comparten sin pretensión

y se siembran y cultivan en vida 

-por amor-

 

Lo contrario, es dar vida

a los que viven del fanatismo,

del fundamentalismo y del extremismo,

como profesión maldita.


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