“En tu bodega, vinagre no metas, el vinagre, tenlo aparte”
Agua y vino
Te entregan un reto,
una responsabilidad.
Te entregan un proyecto,
te entregan responsabilidad.
Lo pones todo,
lo das todo,
el encargo se convierte
en algo vivo,
en algo consciente.
Motivas a los tuyos,
les haces saber
que son importantes
y que es importante trabajar…
unidos.
Te equivocas,
borras, enmiendas,
cambias, retomas.
Es así,
una gran parte de la vida
de los que asumen un reto,
una responsabilidad,
un proyecto,
una oportunidad.
Y empiezas a guardar
y atesorar,
momentos, tiempos,
situaciones…
personas en general.
Tu camino se nutre de gente,
de momentos, de acciones,
de apoyos y de discusiones.
Guardas en tu espacio,
lo que más añoras,
lo que te hace feliz.
Caminas,
y ese camino te lleva
a que las cosas pasen,
para bien o para mal.
Ese camino no es de uno,
para bien o para mal,
es de varios, es de todos.
Es de los que
nos quisimos involucrar.
Pero también encontramos,
y descubrimos,
que así lo hagas bien o mal,
hay algunos como el vinagre
que se amargan,
que amargan la existencia
con acciones despreciables,
Encontraremos vinagres,
en los caminos de la vida,
en los encargos, en los retos,
en las vivencias mismas,
los vinagres estarán presentes
para amargar la existencia.
Ante ello,
hay varias opciones:
quedarse con el sabor amargo en la boca,
o mezclar el amargo de tal manera,
que no le quite el sabor,
pero le agregue de alguna forma
la oportunidad de vivir,
a pesar del amargo
en sus diversas maneras.
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