viernes, 18 de noviembre de 2022

A la ciudad y sus ciudadanos

Conseguir su adelanto juremos,

proscribir lamentables rencores,

endulzar los fraternos dolores,

y estrechar nuestros lazos de unión

Himno a Loja, Máximo Agustín Rodríguez, (fragmento)

Luces, desfiles, cantos,

exposiciones, conciertos, 

cantantes, artistas, poetas.

Una mezcla interminable

de manifestaciones de arte y cultura,

se unen para honrar

la independencia de una tierra

que ha inspirado e inspira

lo mejor de la vida.


Discursos, intervenciones

y promesas varias,

se pronuncian desde la boca

de políticos y organizaciones políticas,

que aprovechan el momento

para declararse sabedores

de las respuestas 

que la ciudad necesita

a las preguntas sobre su cuidado,

progreso y mejora.

Y nos sentimos orgullosos

de ser lo que somos,

de nuestros antepasados,

y de quienes hoy,

hacen grande a la ciudad

de los verdes saucedales.


Pero,

no siempre es así,

porque debemos reconocer

que no podremos estar tranquilos

mientras en la ciudad haya

ciudadanos de diversos tipos:

los que tienen agua

y los que no la tienen,

los que tienen agua potable,

y los que tienen agua putrefacta.

Los que tienen vías decentes

y los que transitan por vías

en desastrosas condiciones.

Los que tienen un trabajo,

y los que tienen que hacer

cualquier cosa para sobrevivir,

en un día a día complejo.

Los que trabajan para que su arte

se reconozca como tal

y los que se sirven del arte

para poder lucrar.

Los que cuidan su propio espacio

y el espacio de los demás,

y los que destruyen la ciudad,

con malas prácticas ciudadanas.


La ciudad se construye

con una consciencia cívica,

política, ciudadana, humana,

que nos convoque a todos,

que nos llame a todos,

que nos comprometa a todos,

porque todos tenemos algo que dar,

ni mucho ni poco,

una suma de voluntades y acciones,

que harán de la ciudad

eso que anhelamos: la tierra más linda de la tierra,

así se encuentre, en el último rincón del mundo.



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