Conseguir su adelanto juremos,
proscribir lamentables rencores,
endulzar los fraternos dolores,
y estrechar nuestros lazos de unión
Himno a Loja, Máximo Agustín Rodríguez, (fragmento)
Luces, desfiles, cantos,
exposiciones, conciertos,
cantantes, artistas, poetas.
Una mezcla interminable
de manifestaciones de arte y cultura,
se unen para honrar
la independencia de una tierra
que ha inspirado e inspira
lo mejor de la vida.
Discursos, intervenciones
y promesas varias,
se pronuncian desde la boca
de políticos y organizaciones políticas,
que aprovechan el momento
para declararse sabedores
de las respuestas
que la ciudad necesita
a las preguntas sobre su cuidado,
progreso y mejora.
Y nos sentimos orgullosos
de ser lo que somos,
de nuestros antepasados,
y de quienes hoy,
hacen grande a la ciudad
de los verdes saucedales.
Pero,
no siempre es así,
porque debemos reconocer
que no podremos estar tranquilos
mientras en la ciudad haya
ciudadanos de diversos tipos:
los que tienen agua
y los que no la tienen,
los que tienen agua potable,
y los que tienen agua putrefacta.
Los que tienen vías decentes
y los que transitan por vías
en desastrosas condiciones.
Los que tienen un trabajo,
y los que tienen que hacer
cualquier cosa para sobrevivir,
en un día a día complejo.
Los que trabajan para que su arte
se reconozca como tal
y los que se sirven del arte
para poder lucrar.
Los que cuidan su propio espacio
y el espacio de los demás,
y los que destruyen la ciudad,
con malas prácticas ciudadanas.
La ciudad se construye
con una consciencia cívica,
política, ciudadana, humana,
que nos convoque a todos,
que nos llame a todos,
que nos comprometa a todos,
porque todos tenemos algo que dar,
ni mucho ni poco,
una suma de voluntades y acciones,
que harán de la ciudad
eso que anhelamos: la tierra más linda de la tierra,
así se encuentre, en el último rincón del mundo.
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