jueves, 4 de agosto de 2022

Sobre el ego


El canal se complace pensando que los ríos no existen sino para traerle agua

Rabindranath Tagore

Es casi imperceptible

el momento en el cual,

el autoestima deja de serlo

y se convierte en ego mortal.


Trabajar siempre el amor propio,

el autoestima, el quererse,

animarse, respetarse y protegerse,

es un ejercicio fundamental

que ayuda a la salud mental.


Sin compararnos con nadie,

sin envidiar lo que otros son,

sin presuponer felicidades

y también tristezas 

entre quienes nos rodean

o a quienes vemos, seguimos

admiramos y también rechazamos,

construimos día a día,

una vida personal y particular,

que depende o no

de lo que otros son

y de lo que queremos ser.


En ese caminar,

en ese complejo caminar,

llegamos a ser

la suma de errores y virtudes,

de aciertos y contraposiciones. 

Una mezcla de tal forma,

que es difícil describir

peor aún encasillar.


Espero que ese camino,

en esa mezcla de matices,

en esa suerte de felicitaciones

y a la vez reclamaciones,

se camine de buena fe.

Y con ello me refiero,

a que el poder, el éxito,

el logro, el triunfo, el reconocimiento,

el crecimiento, la proyección

y todo lo que tenga que ver

con la construcción

y consolidación de una vida

personal y profesional

se asuma con sencillez,

con humildad y con entereza.


Y, si el camino,

es una suma de retos,

entuertos, desaciertos,

dias negros, errores,

y malos momentos,

tengamos el suficiente tiempo

para entenderlos, procesarlos

y convertirlos en motor

que nos transporte

al lugar donde queremos llegar.


En lo agradable

o, en aquello que nos duele,

que el autoestima nos acompañe

y no el ego que nos haga creer

una especie de dios de barro

o parte de la comunidad de los desterrados.


Por desgracia el ego,

en estos tiempos acompaña

al liderazgo mediocre,

al triunfalismo de quien se cree

merecedor de todos los honores

pisando las cabezas 

de todos sus colaboradores.

O, de aquellos que

debiendo trabajar,

no lo hacen, porque les disgustan

las condiciones que deben enfrentar.

O, aquellos que esperan,

las gracias eternas

por aquello que hacen

en razón de que lo deben hacer.


Divididos

por el ego creciente,

dañamos el presente

hipotecamos el futuro de la gente

y soñamos con estatuas

que oculten a los vivos

lo que fuimos, antes de estar muertos.



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