Nadie piensa, donde todos lucran; nadie sueña, donde todos tragan
José Ingenieros
(El hombre mediocre)
Busco palabras,
para describir el momento
que vive la Patria.
Busco razones,
busco causas,
busco en la historia reciente
el por qué de las cosas.
Al intentar describir
el momento en que vivimos,
abandonados a nuestra suerte,
sin garantía de servicios básicos,
llenos de obligaciones hacia el Estado
y llenos de abusos cometidos
por los impunes ante el poder
contra el mismo Estado,
no encuentro otra palabra
que no sea: putrefacción.
Está podrido,
todo lo que tenga que ver
con los procesos que conllevan
el uso de fondos públicos:
la compra de medicinas,
la compra de insumos,
los contratos públicos,
la alimentación escolar,
la administración de las cárceles,
el mantenimiento de carreteras,
la gestión parlamentaria,
la auditoría de cuentas
de los administradores de la cosa pública.
Deliberadamente
fueron debilitadas
las instituciones claves
que tiene que ver con seguridad,
justicia, control y estabilidad estatal.
Deliberadamente
se hizo creer que la seguridad social
le pertenece al gobierno de turno
y no a sus afiliados.
Deliberadamente
se allanó el camino
para que las mafias se tomen
el control de una parte de la justicia,
la policía y las fuerzas armadas.
De lo más grande,
a lo más pequeño.
Desde el administrador
de un gran presupuesto público,
hasta el administrador
de un sencillo presupuesto local,
en su gran mayoría
esa gestión se acompaña
de grandes dosis de corrupción.
Un Estado putrefacto y corrupto,
no es solamente aquel en el que roban
los funcionarios de turno.
Es putrefacto y corrupto,
el Estado en el que sus ciudadanos
no solamente permiten la corrupción,
si no que la promueven,
son parte de ella
y la justifican como necesaria
para la vida diaria.
Un Estado es putrefacto y corrupto,
cuando su clase política,
de cualquier tendencia,
se activa para ganar elecciones
que les permita recuperar la inversión,
y no para construir una propuesta
que permita cambiar la realidad de la nación,
para bien de todos, sin importar quienes son.
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