jueves, 11 de agosto de 2022

Putrefacción

Nadie piensa, donde todos lucran; nadie sueña, donde todos tragan

José Ingenieros

 (El hombre mediocre)

Busco palabras,

para describir el momento

que vive la Patria.


Busco razones,

busco causas,

busco en la historia reciente

el por qué de las cosas.


Al intentar describir

el momento en que vivimos,

abandonados a nuestra suerte,

sin garantía de servicios básicos,

llenos de obligaciones hacia el Estado

y llenos de abusos cometidos

por los impunes ante el poder

contra el mismo Estado,

no encuentro otra palabra

que no sea: putrefacción.


Está podrido,

todo lo que tenga que ver

con los procesos que conllevan

el uso de fondos públicos:

la compra de medicinas,

la compra de insumos,

los contratos públicos,

la alimentación escolar,

la administración de las cárceles,

el mantenimiento de carreteras,

la gestión parlamentaria,

la auditoría de cuentas

de los administradores de la cosa pública.


Deliberadamente

fueron debilitadas

las instituciones claves

que tiene que ver con seguridad,

justicia, control y estabilidad estatal.

Deliberadamente

se hizo creer que la seguridad social

le pertenece al gobierno de turno

y no a sus afiliados.


Deliberadamente

se allanó el camino

para que las mafias se tomen

el control de una parte de la justicia,

la policía y las fuerzas armadas.


De lo más grande,

a lo más pequeño.

Desde el administrador

de un gran presupuesto público,

hasta el administrador

de un sencillo presupuesto local,

en su gran mayoría

esa gestión se acompaña

de grandes dosis de corrupción.


Un Estado putrefacto y corrupto,

no es solamente aquel en el que roban

los funcionarios de turno.

Es putrefacto y corrupto,

el Estado en el que sus ciudadanos

no solamente permiten la corrupción,

si no que la promueven,

son parte de ella

y la justifican como necesaria

para la vida diaria.


Un Estado es putrefacto y corrupto,

cuando su clase política, 

de cualquier tendencia,

se activa para ganar elecciones

que les permita recuperar la inversión,

y no para construir una propuesta 

que permita cambiar la realidad de la nación,

para bien de todos, sin importar quienes son.



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