jueves, 30 de junio de 2022

Aprender a dialogar… a conversar

En el anti diálogo se quiebra aquella relación de "simpatía" entre sus polos, que caracteriza al diálogo. Por todo eso, el anti diálogo no comunica. Hace comunicados.

"La educación como práctica de la libertad" (1967)

 Paulo Freire

En sociedades divididas,

en conflictos donde el sufrimiento

y la desesperación afecta

a la mayoría de ciudadanos,

los caminos de solución

pueden dirigir su atención

hacia la puertas de la imposición

o del diálogo y la conversación.

 

El conflicto será temido,

y hará mucho daño

cuando solamente se busque

el triunfo de la fuerza y la sin razón.

Cuando haya ganadores y perdedores,

sometidos y sometedores.

En tal caso,

la ganancia es a la vez pérdida,

porque la solución no resuelve

la verdadera razón del conflicto.

 

El conflicto, podría ser una oportunidad,

si provoca  a su paso,

la necesidad de dialogar,

de conocer lo que pasa,

de buscar de buena fe,

el camino que impida

el dolor, el sufrimiento y la desesperación

de quienes se afectan con el conflicto.

 

Sea interpersonal o colectivo,

sea social o intercultural,

sea local o nacional,

sea nacional o internacional,

el camino del diálogo

permitirá siempre,

a las partes en conflicto

hacer un ejercicio de buena voluntad.

 

Dialogar requiere entonces

Una voluntad de permanente aprendizaje.

Donde sentarse a la mesa,

no sea interpretado como debilidad.

Donde sentarse a la mesa,

no sea a través de la amenaza y la violencia

donde sentarse a dialogar

nos invite a escuchar,

a conversar y conocer la realidad

y el por qué la forma de pensar

de quien se sienta en mi delante,

y, a partir de allí,

buscar opciones y acuerdos que permitan,

primero: evitar sufrimientos innecesarios

y segundo: acuerdos

que devuelvan el sentido común

a las partes en conflicto

y descubran

en la riqueza del intercambio sincero,

la herramienta perfecta

para construir sociedades,

no sin conflictos,

pero sí, sin violencia.

 

Debemos aprender a dialogar,

a conversar,

a recurrir al diálogo como herramienta

que nos permita construir

una sociedad plural.

 

Y no un diálogo

como agua para apagar incendios,

si no un diálogo para construir consensos.

Necesitamos dialogar como políticos,

como emprendedores, como vecinos,

como empresarios, como empleados,

como empleadores, como amigos,

como familiares y como desconocidos.

 

Caso contrario, el anti diálogo

y los comunicados,

serán la leña

con la que quemaremos

anhelos y deseos…

presentes y futuros: de todos.


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