jueves, 11 de abril de 2019

Sobre injusticia y violencia


La injusticia es humana,
pero más humana es la lucha contra la injusticia
Bertolt Brecht
   

Es casi imposible no pensar,
en el estado actual
de nuestra sociedad,
y verla…
como el resultado
de un modelo populista
y de un hacer del ejercicio de la política
como la forma perfecta de robar,
sin que nada se pueda hacer
para arrestar y enjuiciar al ladrón,
peor aún,
para que devuelva lo robado.

Todo ha sido diseñado
de manera tal,
que el poder en el poder,
solamente cambia de cara,
-no de manos, ni de amos-.
Que tienen a su servicio
a un ejército de lacayos,
que brindan sumisos sus servicios,
a cambio,
de favores y compromisos.

Es un modelo de injusticia,
el que gobierna sin control.
Un modelo que repite cada día,
que está al servicio del pueblo,
y que pronto vendrán días mejores,
pero que antes
habrá que padecer,
por culpa de los antecesores,
que se robaron todo,
hasta el dinero del futuro
y por lo tanto,
deberemos esperar,
para que hayan oportunidades,
porque las que hay,
son pocas y son para las autoridades.

Y así pasan los días,
mientras leemos las noticias,
de lo que han robado,
de los que se autoproclaman
salvadores y dueños de la verdad.
De los dimes y diretes,
de los que eran compadres
y ahora son cómplices y responsables,
de una gran parte de la culpa…
la otra la tenemos nosotros:
los votantes.

Pasan los días,
en un parlamento que no parla,
sino que se ahoga
en su propio vaso de agua.

Es un modelo de injusticia,
porque han sido olvidadas,
la salud, la seguridad,
la justicia y la educación.
Y si es un modelo injusto,
es un modelo violento,
que nos maltrata a todos por igual,
los que pasa es que llegamos a pensar,
que el mundo es injusto solamente,
cuando nos sucede a nosotros.
Mientras “no nos pase nada”,
“que roben, pero que hagan obra”.

Si pensamos así,
si actuamos así,
por acción o por omisión,
somos corresponsables
de la injusticia y la violencia.
Somos los que damos institucionalidad
al populismo y a la mediocridad.
Somos los que avalamos,
a los ladrones y a los tiranos,
que enquistados en el poder,
disponen de nuestra vida,
de nuestro dinero,
de nuestros bienes,
de nuestro futuro,
y del futuro de los que vienen.

Por eso educar,
no adoctrinar,
nos ayuda a entender
a mirar y comprender,
el estado de la injusticia,
y los niveles y formas
que tiene la violencia.
Por eso la educación,
es la llave que el poder no quiere
que encontremos,
y que aprendamos a usar,
no para venganzas ni violencias,
sino para libertades,
y para soñar y construir,
en un mundo de conflictos,
una sociedad diversa,
tolerante, digna y pujante.

La lucha contra la injusticia empieza,
cuando lleguemos a entender,
que al presente y al futuro,
los construimos nosotros
y no ningún iluminado,
peor aún, un dios de barro.

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