jueves, 21 de marzo de 2019

Ignorancia dañina

Hay la misma diferencia entre un sabio y un ignorante 
que entre un hombre vivo y un cadáver
Aristóteles 


Cada vez,
y con mayor frecuencia
llego a pensar,
que al poder en el poder,
le interesa mantenernos ignorantes,
confundidos, temerosos, 
desinformados y divididos. 

Nos repiten todos los días,
que vivimos en democracia,
y que el poder está en el pueblo,
pero todos los días,
el poder en el poder,
impide a que accedamos 
a información cierta y contrastada.

El poder en el poder,
y los políticos que viven de él,
han encontrado en la ignorancia,
la forma perfecta para reinar
en medio de medias verdades
y medias mentiras.

Terminamos por no saber,
lo que deberíamos saber.
Terminamos por ignorar,
las proporciones de la corrupción,
de robo descarado del dinero público,
y todo el daño que eso causa,
al desarrollo y al futuro.

Ignoramos los crímenes de estado,
en contra de los ciudadanos,
acoso, maltrato, amenazas
y persecución, utilizando para ello,
las instituciones de seguridad
que deberían cuidar 
de la seguridad de los ciudadanos,
y no prestarse para maltratar,
a quienes el poder señala como enemigos,
por el simple hecho de preguntar,
o porque se declararon enemigos de la ignorancia
y buscan saber y entender la profundidad
y la magnitud de la corrupción y sus tentáculos.

Ignoramos nuestros derechos,
y también nuestras obligaciones.
Creemos que la política 
es solamente para los políticos 
de los movimientos o partidos,
cuando la política nos corresponde a todos.
Creemos que elegir 
es lo único que podemos hacer
en un régimen llamado democrático.
Ignoramos que podemos ejercer
el derecho y el deber
de pedir cuentas a quienes administran 
el dinero público,  el dinero de todos.
Que tenemos el derecho de oponernos
a una decisión de autoridad
que atenta el sentido común,
a los derechos humanos 
y la dignidad de las personas.

Ignoramos al creer,
cualquier cosa que nos digan,
que leamos o que llegue a nuestras manos,
y cuya fuente desconocemos,
o cuya fuente son los mismos
politiqueros en el poder,
los mismos que robaron a manos llenas,
los mismos que irrespetaron derechos,
los mismos que gobernaron
sin dar cuentas a nadie,
los mismos que usaron dinero público
para beneficiarse y beneficiar
a sus socios y familiares,
los mismos que desconocieron la ley
y que ahora piden respeto.
Ignoramos que esa ignorancia,
nos lleva por el peligroso camino
de confiar en la mentira y en el mentiroso,
y convertirnos en defensores 
de las mentiras 
de los mentirosos de turno.

Ignoramos y lo peor,
no hacemos nada para cambiar
una desigualdad social 
que genera una de las violencias invisibles:
la violencia estructural.
Porque el sistema nos dice,
porque el poder en el poder,
nos dicen cómo debemos actuar,
asumiendo como verdad
que nada podremos hacer
para cambiar la realidad.
Que debemos pensar mal
y que podremos acertar.
Que pensar bien,
que pensar sin maldad,
no corresponde al mundo actual.

Ignoramos que ignoramos,
y eso nos hace doblemente ignorantes.
Sabiendo lo que no debemos saber,
ignorando lo que deberíamos conocer.
En un estado así,
en un momento así,
siento que nos encontramos 
en un delicado momento social,
donde nuevamente declararemos ganador
a quien o quienes 
han usado la desinformación
como herramienta para captar
la voluntad, el silencio
y el sentimiento de los ignorantes.

Cabe indicar,
que la ignorancia tiene cura:
se llama educación,
no adoctrinamiento,
educación, a la cual se le agrega,

sentido común, humanismo y equidad.

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