jueves, 5 de julio de 2018

Desplazados

“Puedes arrancar a una persona de su país,
pero no puedes arrancar el país
del corazón de esa persona” 
(Adaptado de John Dos Passos)

     
Perdona que interrumpa tu vida,
quiero explicarte brevemente,
lo que hago aquí,
por qué estoy en tu país,
por qué te pido caridad,
por qué te solicito trabajo,
por qué duermo en la calle,
por qué te pido comida,
por qué dejé mi país,
mi cultura, mi trabajo y mi historia.

Me gustaría que sepas,
que estoy aquí en contra de mi voluntad.
Que tuve que huir,
porque vivía un infierno,
y no había otro camino
que convertirme en un desplazado,
que deja todo de lado,
pensando en buscar una vida mejor,
pensando encontrar gente mejor,
pensando en mejores días,
para los que son 
la razón de mi vida.
Es importante que sepas,
que es doloroso,
ser tratado como delincuente,
al intentar cruzar una frontera.
Que duele y mortifica,
el ser recibido como una carga,
como un estorbo,
como un invasor,
al que se le regalan migajas,
al que se maltrata y violenta,
limitando y desconociendo sus derechos,
y negando oportunidades.

Quiero que reflexiones,
que si estoy  aquí,
es porque los gobernantes de mi país,
y los gobernantes de las grandes economías,
se han enriquecido de los recursos 
que eran nuestros y de todos,
y no de unos pocos.

Que estoy aquí,
porque los que viven de las guerras,
del  tráfico de drogas y de personas,
se han enriquecido de mi país.

Que esos gobernantes,
han dispuesto la negación,
de nuestros derechos y libertades,
que en lugar de brindarnos esperanzas,
nos han condenado a la cárcel,
al silencio, al adoctrinamiento y a la muerte.

No veas en mi una competencia,
 no veas en mi un delincuente,
una prostituta o una persona sin sueños.
Me duele tanto estar así,
en esta condición,
casi sin dinero,
casi sin esperanza,
casi sin futuro,
casi sin vida,
casi sin voz.

Reconozco que no todos somos iguales,
que hay también personas,
que en lugar de sumar y construir,
que en lugar de adaptarse y trabajar,
se alinean con la delincuencia
y nos hacen quedar mal,
pero no son la mayoría,
y no es bueno etiquetar,
y acrecentar sentimientos de odio,
de xenofobia e intolerancia.
Duele sentir la indolencia,
de los gobernantes 
de los distintos países,
por donde caminamos,
que no hacen un esfuerzo,
para que entendamos todos,
que los desplazados,
son seres obligados a huir,
y que esperan solidaridad,
oportunidad y respeto,
que tienen derechos
y también obligaciones.
Que se sepa,
que esta condición de desplazados,
esperamos que pase pronto,
porque esto no es vida,
porque la vida debería ser
el poder trabajar y vivir,
donde la el destino  te ponga,
sintiéndote valorado
por ser persona
y no por haber nacido,
en un lugar según algunos... “especial”.

Soy un desplazado,
y no por ello dejo de ser...

un ser humano.

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