jueves, 19 de abril de 2018

Sobre mafias y gánsteres


“¿Cuál es la diferencia, me pregunto yo, entre un país que encierra en la cárcel a unas cuantas personas de más y un país que deja en libertad a sus gángsters?”
John Le Carré

Con el corazón dolido,
con la impotencia del desvalido,
asisto a la muerte de hermanos,
que han sido asesinados
por narcotraficantes desgraciados.

Muchos gritan y piden,
la cabeza del mafioso de turno,
del asesino confeso
que dice tener el poder
para quitar la vida
o venderla por el simple hecho
de hacernos creer
que la droga y el dinero hacen un dios de él.

Muchos quisiéramos creer,
que muerto el asesino,
se acaba la violencia,
pero el asunto no es tan sencillo,
bajo la superficie de la política,
tras el telón del poder,
durante muchos años,
gracias a la impunidad que otorga
la compra de conciencias,
el soborno,
la extorsión, el robo,
y la institucionalización de la mafia,
el país es víctima de un asalto,
a su seguridad, a su presente y futuro.

Las mafias,
son como un cáncer,
contaminan poco a poco,
los corazones de personas
que creen que tienen poco,
que creen necesitar más,
y reducen la vida al dinero
y a lo que compran con ello.

Las mafias corrompen,
compran voluntades,
compran conciencias,
compran autoridades,
de todo nivel y jerarquía:
presidentes, ministros,
jueces y fiscales;
tramitadores, peritos,
testigos, policías y militares.
Todos tienen precio,
a todos les pagan,
con dinero y amenazas
para poder traficar y vender,
personas, drogas y armas.

Los gánsteres,
ya no están ocultos en las sombras,
se cubren con un manto de impunidad,
se cubren con la ignorancia de un electorado,
que pierde el tiempo discutiendo sin sentido,
cosas que no tienen sentido,
cuando las mafias se llevan
el dinero del estado,
sin que nadie caiga en cuenta,
sin que nadie los detenga.

Me atrevo a creer entonces,
que no nos enfrentamos a una guerra cualquiera,
pues las mafias y los gánsteres,
están dentro de nuestras fronteras,
se encuentran en el poder,
en los poderes del estado,
es las fuerzas de seguridad,
incluso controlando
algunos medios de comunicación,
esperando sembrar duda, miedo y terror,
para gobernar en el caos.

Esas mafias,
también están fuera,
y tienen dinero y poder,
que no quieren dejar de tener jamás,
al precio que sea,
a costa de las vidas que hagan falta.

Nos queda trabajar,
educar y estar unidos,
entre los ciudadanos que queremos,
un presente y un futuro,
con esperanza y dignidad.

Necesitamos empezar a creer,
que somos nosotros
los que podemos enfrentar el mal,
trabajando, moldeando y dando forma,
a un gobierno, a un estado
y a unas instituciones estatales,
que deben estar al servicio
de los derechos elementales
y no al interés de unas mafias
y de unos  gánsteres indeseables.


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