jueves, 6 de julio de 2017

Tiempo de dialogar

No somos elegidos por Dios, sino por el electorado, por lo tanto, 
buscamos el diálogo con todos aquellos que ponen esfuerzo en esta democracia.
Willy Brandt

En lo que los analistas suelen llamar,
un tiempo de espera,
el nuevo presidente decidió convocar 
a lo que el llamó: un diálogo nacional.

Desfilan por el palacio presidencial,
políticos de todas las tendencias,
empresarios, activistas,
dirigentes gremiales,
y también autoridades.

La prensa registra,
unas primeras imágenes,
todo es sonrisas,
apretones de manos,
son los primeros momentos,
son los primeros acercamientos.

Con un estilo diferente,
sin que ello signifique algo malo,
y tampoco algo  bueno,
solamente diferente,
el nuevo mandatario,
dice a voz en cuello,
que él quiere diálogo,
que no está por la vía del odio,
de la intolerancia, de la amenaza,
de la denuncia y el desafuero.
Proclama a los cuatro vientos,
que su labor se fortalece,
con el diálogo de frente.

Es tiempo de dialogar,
¿y qué significa eso?.
¿Que cuando una autoridad dialoga,
debe claudicar ante sus invitados?.
¿Que dialogar es un acto de debilidad?.
¿Que dialogar con el contrario,
con los que piensan diferente,
incluso, con los que te han insultado,
es un acto que degrada, 
es una vuelta atrás,
es volver a un oscuro pasado?.

Parece, solamente parece,
que es fácil dialogar,
con los que piensan igual.
Y que dialogar,
con quien se considera enemigo,
es como luchar contra corriente,
como perder
antes de haberlo intentado.

Tiempo de dialogar,
dice el mandatario,
y yo lo entiendo,
como un tiempo 
para deponer actitudes,
y poner sobre la mesa,
los pensamientos, anhelos,
criticas y diferencias,
que permitan construir una agenda
que se traduzca en objetivos comunes,
en ideales de todos,
en proyectos de un país,
que se construye con la buena fe,
con la honestidad y la transparencia,
que la política exige,
y las buenas costumbres enseñan.

Tiempo de dialogar,
que irrita, enoja y molesta,
a quien cree que el diálogo estorba,
que está demás,
que cuando tienes poder 
lo debes ejercer sin más ni más,
que hay que imponer,
que hay que amenazar,
que hay que enjuiciar,
a todos quienes no piensen igual.

Nunca está por demás el diálogo,
siempre tendrá algo bueno,
así no lleguen los acuerdos,
la mesa y las sillas,
siempre esperarán por sus invitados,
que una vez sentados,
tienen la confianza de hablar,
de decirse a la cara lo que piensan.
de llamar la atención,
de buscar juntos la solución.

La intolerancia y la soberbia,
siempre se opondrán al diálogo,
y al arte de saber escuchar,
tratarán siempre de atacar,
al diálogo y a sus actores.

Si es tiempo de dialogar,
que sea ese tiempo de verdad,
que hablen las bocas,
pero sobre todo,
que hablen las acciones,
que el mandatario,
jamás claudique en ese afán de paz,
en ese afán de transparentar,
en ese afán de cambiar.
Acciones, hechos concretos,
demostraciones que estamos en otro tiempo,
que estamos en tiempo de dialogar.


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