viernes, 16 de septiembre de 2016

Cultivar la esperanza

Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción.
Samuel Johnson

Escucho las voces de quejas,
de reclamo y molestia,
por la serie de problemas
que el poder en el poder deja.
Muchos reclamos,
mucha molestia,
 a tal punto pareciera,
que la marcha atrás fuera una quimera.

Me he sumado a esas voces,
me siento parte de ellas,
pero no quisiera quedarme solo en eso,
solamente en ese ejercicio
de quejarme sin saber qué hacer,
sin pensar cómo proceder.

Y pienso en la esperanza,
como una oportunidad de la democracia,
como la manera y la forma,
de no dejar morir  el futuro,
y tener el suficiente propósito
de emprender todos los días
por el bien de todos.

Pero no entiendo a la esperanza,
como ilusionarse simplemente,
o esperar que todo cambie,
con la sonrisa en los labios.
Creo que a la esperanza
hay que cultivarla
con un ejercicio diario
de buscar la verdad
sumando las verdades de la gente
las verdades de todos.
Hay que cultivarla,
diseñando qué debemos
y cómo podemos los ciudadanos
hacer de éste, un mundo mejor para vuestros hijos.

Hay que cultivar la esperanza,
partiendo del hecho
de que no me creo lo que el poder en el poder me diga
a través de una campaña de medios
que lo único que busca es imponer una doctrina.
Cultivar la esperanza
es educar ciudadanos libres
que no les de miedo decir lo que piensan,
aún a riesgo de ser declarados delincuentes sin sentencia.

Hay que cultivar la esperanza,
entendiendo que el poder en el poder
jamás nos va a entender,
ellos están allí,
quieren seguir allí,
y no se van a alejar de allí.
Una vez que llegaron,
quieren seguir disfrutando
del poder y sus encantos,
y sino diseñamos
opciones lógicas y adeudadas
para nuestros ciudadanos,
entonces no podremos pensar
que otra forma de poder es posible,
que otra forma de convivencia existe.

Hay que cultivar la esperanza,
entendiendo y haciendo entender
que si el poder decide en algún momento
armar a sus ciudadanos
y enfrentarlos entre sí,
así sean hermanos,
es un poder inmoral,
es un poder del mal.

La esperanza nos dice
y también nos invita
a buscar juntos nuevos escenarios de vida,
sin coartar derechos humanos,
sin acabar con los seres humanos.

Hay que cultivar la esperanza,
desde dentro,
en nuestro corazón,
y en nuestras acciones.

Si hay esperanza,
hay vida,
y si hay vida,
hay futuro,
y si hay futuro
hay mil razones para pensar y creer
que lo que hoy hacemos
será en bien de los que queremos.

No hay comentarios: