jueves, 21 de julio de 2016

El día internacional de Madiba

Los verdaderos líderes
deben estar dispuestos a sacrificarlo todo
por la libertad de su pueblo
Nelson Mandela

Libertad,
libertad individual,
era el deseo de aquel hombre
que fue detenido 27 años,
por el hecho de pedir igualdad y libertad.

Su país,
había resuelto,
a través de los estamentos del gobierno,
legislar a favor de una minoría de blancos,
y en contra de la mayoría de negros.

Los negros se consideraban una clase menor,
una clase social casi sin derechos.
Una clase social que era víctima
de acosos, de violaciones,
de vejaciones, de una constante y permanente
campaña de desconocimiento
de sus derechos humanos.

En medio de todo ello,
Madiba o Mandela,
en lugar de escuchar
la voces que reclamaban enfrentar
al odio con el odio,
a la violencia con la violencia,
a iniciar una guerra civil
que devuelva los derechos civiles
a todos los marginados;
en lugar de ello,
decide construir un discurso
de perdón y reconciliación,
un discurso de noviolencia
que puso de manifiesto
que lo que se vivía en su país
no era democracia
no era una estado normal y humano para vivir.

Su propuesta noviolenta,
se construye durante su vida,
tanto en la libertad como en la cárcel,
y se basa en la libertad del individuo
como elemento fundamental
para elegir y ser elegido,
para participar conscientemente
en la construcción de su sociedad.

Mandela proclama
que la erradicación de la pobreza,
no es un acto de caridad,
no es un acto de un mandatario
“regalando” medicinas y migajas a su pueblo,
al contrario,
es un acto de justicia
el que la pobreza deje ser patrimonio
de la gran mayoría de habitantes de un territorio.

Mandela enseña con el ejemplo,
y ese ejemplo nos habla
de buscar el poder para servir,
de buscar el poder temporal,
para construir con responsabilidad
una parte de la historia
que se sumará a otras partes
de otros políticos, de otros mandatarios.

Mandela no rebusca en la historia
para generar miedo
y para perdurarse en el poder.
No se burla de sus enemigos y captores,
no los ridiculiza,
los invita a sentarse a la mesa
a reflexionar sobre sus errores
y a sumar para transformar.

Mandela no pregona la impunidad,
su propuesta noviolenta no busca eso,
busca que la comunidad internacional
deje su silencio cómplice ante la injusticia
y actúe en contra de la intolerancia,
el fundamentalismo y el desconocimiento
de los derechos humanos.

Cuánto tienen que aprender de este hombre
los lideres, los mandatarios,
los políticos en el poder,
que dirigen estados, gobiernos, municipios
o pequeños pueblos,
que llegados al poder
se declaran “el rey”
y hacen lo que les da la gana.

En el día internacional de Madiba,
que el sentido común,
deje de ser,

el menos común de los sentidos.

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