jueves, 2 de octubre de 2014

Noviolencia, en el día de la noviolencia

«La no violencia es la mayor fuerza a la disposición de la humanidad. Es más poderosa que el arma de destrucción más poderosa concebida por el ingenio del hombre».
Gandhi
Con el ejemplo de vida,
del maestro Gandhi,
recordamos -para no olvidar-,
el día mundial
de la noviolencia activa.

Si la violencia se aprende,
del mal ejemplo
y del hábito del violento,
también se puede aprender
a ser noviolento,
también podemos enseñar
que otro mundo noviolento,
es posible.

Tarea titánica,
si nos ponemos a pensar,
y meditar con una cierta calma,
que los límites extensos de la violencia
son muchos, casi interminables
están en todas partes.
Ya no se trata solamente de guerras,
de tráfico de drogas, armas o personas,
hablamos de dictaduras,
de gobiernos fascistas,
de mandatarios que asesinan
a sus propios pueblos,
que se enriquecen
a costa del hambre y el sufrimiento ajeno,
y es que así debemos mirar la corrupción
y los abusos del poder
contra los derechos humanos,
como verdaderos ejemplos
de violencia social.

Y va más allá,
la violencia llegó a la escuela,
de la mano del profesor
que humilla a su estudiante
porque no es lo que él,
como profesor cree que debe ser.
La violencia llegó a la escuela,
de la mano de aquel niño o joven,
que reproduce actos de violencia,
aprendidos en el hogar,
en la televisión y en la calle.

La violencia llegó al hogar,
cuando un cobarde disfrazado
de padre o marido
maltrata de obra y palabra,
acosa y violenta
a su esposa e hijos.
La violencia llegó al hogar,
cuando los hijos olvidan
lo que sus padres hicieron por ellos,
cuando eran niños.
Hoy, ancianos esos padres,
se enfrentan todos los días,
a maltratos y burlas
de quienes deberían dar la vida,
por quieres les dieron la vida.

La violencia llega a nuestras vida,
de distintas maneras,
por distintos canales,
por distintas vías,
y con el tiempo,
se convierte en compañía invisible
de nuestros ojos y sentidos.
Llegamos a la locura de pensar,
que es necesaria,
que es importante
que debe estar allí por alguna razón,
y que nada se puede hacer.
Y reproducimos los mismos esquemas mentales,
violentos y complejos,
que nos llevan poco a poco
a convertirnos en seres violentos.

Frente a la violencia: no violencia.
En el día de la noviolencia,
empezar por ser noviolentos,
empezar por respetar, tolerar,
entender comprender,
dialogar, analizar, juzgar,
opinar, pensar y actuar
de manera noviolenta.
Es un ejercicio de adentro hacia fuera,
es un preguntarle
a nuestro corazón
y a nuestra alma,
quiénes somos,
de dónde venimos
y a dónde vamos.
Y dentro de esa pregunta,
si todo ello se da
en una actitud y predisposición
violenta o noviolenta.

La respuesta está en nosotros,
y es complicada
porque nos obliga a mirarnos,
cuestionarnos y preguntarnos,
¿cuándo vamos a empezar a ser
las personas que decimos ser
y las personas que contribuirán

a una mejor humanidad?.

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