viernes, 10 de agosto de 2012

Honestidad: ¿dónde estás?


Honestidad: la mejor de todas las artes perdidas.
Mark Twain

Había una promesa:
la de olvidar un pasado,
de mentira y engaño,
de arreglos y manipulaciones,
en el campo político,
en el mundo de los políticos.
Esa promesa incluía,
una nueva constitución,
nuevas instituciones democráticas,
nuevas formas de elegir
a los integrantes de esas instituciones,
con la promesa de que el “pueblo”,
el “ciudadano”, ahora sí estaría representado.

Así fue como se convocó,
al concurso público,
de elección
de nuevas autoridades
del poder electoral,
quienes juraron
defender la constitución,
y defender el proceso electoral.

Todo, supuestamente, iba bien,
hasta que de pronto
un ciudadano descubre y denuncia
que su nombre consta como adherente
de un movimiento político
al cual, o del cual, no tenía conocimiento,
no había firmado nada,
no había comprometido su palabra
para sumarse a la lista de simpatizantes
del indicado movimiento.
De inmediato miles,
miles de ciudadanos,
dijeron “tampoco soy adherente”,
“se han tomado mi nombre”,
“no he firmado nada”.
La autoridad electoral,
al inicio en silencio,
casi estupefacta,
no alcanzaba a entender,
¿qué pasó?, ¿qué fallo?.

En un inicio,
parecía que el problema,
era de los movimientos “nuevos”,
porque algunos partidos y movimientos,
con mayor trayectoria
habían sido calificados.
Pero luego se conoce,
que el problema es de todos,
que los movimientos y los partidos,
cuentan en sus listados
con firmas inconsistentes,
con ciudadanos que dicen
no soy adherente,
que han demandado a la Fiscalía,
una investigación
que permita conocer
quién o quiénes han faltado a la verdad,
han manipulado la información,
han dañado el proceso,
han minado la credibilidad,
han afectado la honestidad.

Se debe investigar,
a todos por igual,
no cabe lo que ha dicho el Fiscal
que se investigará a todos,
menos a la autoridad electoral.
Y la autoridad electoral,
a su vez a dicho,
que los movimientos políticos
que han faltado a la verdad
quedarán fuera de todo posibilidad
de participar de la lid electoral.
Todos los criterios
han sido anticipados,
mientras la investigación en marcha
nos es aún clara,
no brinda información precisa.
Mirando el horizonte,
me pregunto,
¿dónde está la honestidad prometida?,
¿dónde está la nueva vida?,
¿dónde está la nueva política?,
¿dónde esta la nueva patria?.
El poder y sus militantes,
el poder y sus representantes,
deben explicación a los ciudadanos,
porque un panorama oscuro
se pinta al final del camino,
de la convocatoria electoral nacional.

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