jueves, 28 de junio de 2012

Morir de sed, junto a la fuente


Agua: factor determinante de la Paz entre los Individuos y los Pueblos"
Pedro Francisco Celis Mendoza, Ecoambientalista Oaxaqueño

En los últimos días,
las llamadas desesperadas
en su gran mayoría,
han sido relacionadas con el agua.
No hay agua,
el agua se corta,
el agua se va,
el agua no llega,
el agua se transforma
en un recurso escaso,
en un recurso,
que a pesar de ser vital,
no llega a la gente,
no llega a la población en general.

La ciudad,
en tiempo invernal,
camina por calles destruidas,
buscando desesperada,
a quién pedir ayuda,
dónde demandar
a aquellos que tanto ofrecieron,
a aquellos que tanto prometieron,
y que hoy,
en una suerte de juego diabólico,
se acusan unos a otros,
acusan a la historia
y a los viejos payasos,
como autores de nuestros males,
nadie da la cara,
nadie asume responsabilidad alguna,
nadie sabe cómo…
arreglar las cosas.

Morimos de sed,
junto a la fuente,
pues las bondades
del medio ambiente
están ahí,
solo que no hemos sabido
usarlas de manera adecuada,
solo que hemos gastado
miles de millones de dinero público,
de dinero de los ciudadanos
en cosas sin sentido,
en cosas que no han servido
en proyectos perdidos,
en obras malditas,
que hoy solamente permiten
cosechar tristezas,
quejas y molestias.

¿Cómo en una ciudad,
de cultural abolengo
de personas preparadas.,
de ideas nuevas,
de futuros soñados,
hay una clase política desmemoriada,
abusiva, impositiva,
incapaz y limitada
para hacer una obra pública adecuada?

¿Cuánto dolor,
cuántas quejas,
cuántas molestias,
cuántos reclamos,
cuántos “hasta cuándo”,
deberemos escuchar
todos los días,
para que las autoridades,
los depositarios del poder,
se encarguen de devolver
el bienestar a los ciudadanos?.

Morimos de ser junto a la fuente,
y mientras eso pasa
los políticos en el poder,
disfrutan de él, a manos llenas.
Y hacen una especie de show,
de peleas baratas,
de acusaciones delicadas,
de juramentos mundanos,
de promesas que nacen muertas,
de acciones innecesarias.

Lo peor sería,
que a quienes debemos la crisis,
sean nuevamente los que se beneficien
de nuestro voto, de nuestro apoyo,
y se queden en el poder
y vuelvan a hacer, lo que les da la gana.

Y vienen las elecciones,
y habrá que recordar
quiénes nos han hecho llorar
ante la impotencia de no saber qué hacer,
para que lo que llamamos poder
cumpla su promesa de campaña,
respete los derechos humanos,
que entre otras cosas disponen,
el acceso a servicios de calidad,
a una salud, a una gestión pública honrada.

Morimos de sed,
con nuestra corresponsabilidad,
porque al momento de votar,
nos vale igual
uno u otro candidato,
y no nos ponemos a pensar
que lo que elegimos
es un depositario de nuestro poder,
pero sobre todo de nuestros sueños,
aquellos que queremos hacer realidad,
no sólo por un principio de bienestar,
sino por un principio sin final.

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