jueves, 28 de junio de 2012

Refugiados


“Los refugiados son personas que huyen de sus países porque tienen un miedo fundado a ser perseguidos por motivos de raza, religión, nacionalidad, opción política o por ser miembros de algún grupo social en particular. Un refugiado, o bien no puede volver a su país, o tiene miedo de hacerlo”
Diccionario del ACNUR


Personas ajenas,
rostros nuevos,
nuevas costumbres,
viejos miedos,
antiguos temores,
todo junto llega,
cuando llegan los refugiados,
cuando llegan cargados,
de una historia compleja,
triste y violenta.

Una historia que
se escribe con sangre,
con lágrimas y sufrimientos,
con dolor y pérdidas irreparables,
con abusos e imposiciones,
por ambiciones y luchas de poder,
en las que prima lo material
y dejan de lado lo humano y lo espiritual.

Refugiados,
una palabra lejana,
una palabra extraña,
que de a poco toma sentido,
que de a poco se conoce,
y lentamente,
muy lentamente se entiende,
y se mira con otros ojos,
ya no de miedo,
ya no de temor,
sino de comprensión.

Refugiados,
símbolo de resistencia,
de lucha por la vida,
de rechazo a la violencia,
al abuso del poder,
al sometimiento de las armas,
a la ambición desmedida,
de los poderes desgraciados,
que pelean entre sí,
sin reparar siquiera
en medio de las peleas,
hay seres humanos,
hay niños y ancianos,
hay gente que sufre y se trauma,
ante una violencia desgraciada,
que los mata, que los viola,
que los golpea y somete,
antes los ojos de un mundo,
de un mundo que se queda mudo,
de un mundo que no avanza a reaccionar,
que prefiere ponerse a pelear,
y a discutir cosas intrascendentes,
mientras la gente muere,
mientras la gente aterrada,
se convierte en refugiada.

Y son miles,
y son millones,
los refugiados por el mundo
que aumentan con las horas
y los días,
víctimas de las guerras,
de las manos asesinas,
que acaban sin reflexión
con la historia,
con la vida,
con la tradición,
con los sueños y las esperanzas
de aquellos que una vez fueron
ciudadanos y hoy son refugiados.

Y refugiados son también,
aquellos que huyen de una violencia
que se encuentra en la estructura del poder,
una violencia que se opone
a la libertad de las ideas,
a la libertad de la palabra,
a la libertad de educar y trabajar
por los derechos humanos,
a la lucha por mantener vigente
todos los deberes y derechos de la gente.

Refugiados,
de todos los colores,
de todas condiciones,
que dejan atrás
la tierra que los vio nacer,
la tierra que los vio crecer,
la tierra que les inspiró
trabajar por un futuro mejor,
un futuro que se esfumó,
y que no solamente se esfumó,
sino que se acabó
con todos los sueños y esperanzas,
y se trasformó en un presente,
en el que es sólo un sobreviviente,
que vive de la caridad,
de la sensibilidad de su prójimo,
de unas manos y de unos ojos,
que a veces no dan ni miran nada,
y otras que lo entregan todo.

Refugiados,
un gran ejemplo
de hacer algo por alguien,
como quisiéramos que lo hagan
por los que amamos.

No hay comentarios: