jueves, 21 de julio de 2011

Justicia exprés

La injusticia, allí donde se halle, es una amenaza para la Justicia en su conjunto.
Martin Luther King


Hay gente,
común y corriente,
que pasa años,
que gasta hasta lo que no tiene,
por buscar que un juez,
resuelva su caso.

Hay gente,
común y corriente,
a la que le llega antes la muerte,
y no la justicia de los hombres.

Hay gente,
común y corriente,
que ya no cree,
que ya no espera,
la justicia de los tribunales,
porque mira con pena,
que ese derecho humano,
ha caído en las manos,
de quienes han hecho de la justicia
un negocio inhumano.

Pero hay otra gente,
que no es común,
que no es corriente,
que haciendo gala,
del poder
y la mediática fama,
secuestra la justicia,
y se hacer servir a la mesa
fallos exprés,
como si de una cafetería se tratara,
como si se comprara
una mercadería barata.

Fallos exprés,
contra la libertad de la palabra,
contra el derecho humano
de la libertad de expresión,
contra la libre difusión de las ideas,
contra la ley del legítimo contradictor.

Justicia exprés,
que se inclina reverente,
ante los amos del poder,
y que tiembla impotente,
ante el dedo inquisidor,
que le dicta prepotente,
cómo debe acabar
con la libertad de la palabra,
con el derecho a opinar.

Justicia exprés,
que cuando sirve al poderoso,
al que ostenta el poder,
es justicia buena,
pero que cuando se libera,
cuando resuelve de verdad,
se convierte en justicia desgraciada,
inservible y manipulada.
¡Que contradicción tan grande!,
¡qué imposibilidad tan desgraciada!,
ver morir a la justicia,
verla morir con las manos atadas.

Justicia exprés,
que escribe
la página negra de una historia,
que empezó con sueños revolucionarios,
que se transformó con el tiempo,
en actos de poder violento,
impositivo e intolerante,
donde el discurso del miedo,
donde la violencia,
toma el puesto de la tolerancia,
donde la violencia,
es la nueva reina,
un modelo de comportamiento,
que se debe seguir,
para servir al poder,
para inclinarse ante él.

Siempre en la historia,
de los hombres en la tierra,
la justicia ha sido
el mecanismo idóneo,
para intentar apresar,
secuestrar y matar,
la libertad de la palabra,
la libertad de la expresión,
la libertad de las ideas,
la libertad de decir,
de opinar, de contradecir,
las cosas malas del poder.

No podemos dejar en herencia,
a las futuras generaciones,
una palabra presa,
una libertad falsa.

Por honor y por deber,
debemos siempre proteger
la libertad de la palabra,
la libertad de la expresión,
la libertad de las ideas,
la libertad de decir,
de opinar, de contradecir,
las cosas malas del poder.

Soplan vientos violentos,
que intentar acallar
la libertad de la palabra.
Solo la dignidad humana,
la razón y el corazón,
podrán hacer frente,
a tan descomunal batalla.

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