viernes, 6 de mayo de 2011

Esperanza... dulce amiga


Déjala entrar,
no la dejes salir
es la esperanza,
dulce amiga,
eterna alegría.


No todo es malo en la vida,
aunque a veces lo parezca,
aunque a veces…
quisieras no seguir más,
pero esa es la verdad
hijo mío de mi alma.
Por lo general…
en los últimos días,
en los últimos años,
empezamos a acostumbrarnos,
empezamos a resignarnos,
empezamos a sentir,
que lo malo es lo normal,
que estamos desbordados,
que estamos perdidos,
que ya no hay nada que hacer.

Y es que los malos momentos,
aquellos que agobian,
aquellos que matan,
aquellos que te hacen pensar,
que ya no hay que vivir,
que no hay para que seguir,
en este valle de lágrimas.

A veces lo sentimos,
a veces nos agobiamos,
a veces pensamos,
que todo es malo,
que nada es bueno,
o que lo bueno es poco,
y que no alcanza para nada,
que no alcanza para ser felices,
para sentir algo de esperanza,
y que la vida no vale nada.

A veces nos dan ganas,
de dejarlo todo,
de despreciar el esfuerzo,
las ganas de haber dejado todo
en una vida
que solo devuelve injusticias,
que solo te paga con amargura.

A veces hijo mío,
llego a casa,
y miras en mis ojos,
escuchas en mi voz,
sientes en mi piel,
que no hay alegría,
y no entiendes por qué,
nos entiendes cómo,
una persona,
un ser humano,
se olvida, deja que la vida,
le quite de a poco,
la sonrisa, la alegría,
la paciencia… la esperanza,
y es así, nos olvidamos de ella,
olvidamos que debemos cuidarla,
debemos regarla con ilusiones,
abonarla con alegrías,
pensando que día a día,
debemos construir la vida,
y tener esperanza
de días mejores,
de mejores mundos,
de oportunidades para todos.

Y es que la esperanza,
dulce amiga y grata compañía,
la dejamos de lado,
la olvidamos cuando hay problemas,
cuando la vida nos golpea.
Pero ella fiel,
se queda atrás,
sin olvidarse de nosotros,
esperando que la llamemos,
esperando acompañarnos,
esperando animarnos.

No la olvides hijo mío,
no olvides la esperanza,
aquella que te dice,
que te invita a soñar,
a esperar,
a trabajar,
a decidir,
que a pesar de los problemas
hay siempre tiempo y personas
para hacer algo bueno,
pensar en positivo,
y sobre todo
construir un presente
y un futuro alegre,
por todos y para todos.

No pierdas hijo mío,
la oportunidad eterna
de tener esperanza,
y tampoco olvides que ella,
la esperanza dulce amiga,
se alimenta de amor,
de pureza, de buenos deseos,
de anhelos, de buenos consejos,
de alegrías y de besos.

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