jueves, 17 de abril de 2008

Momentos de paz


Hace pocos días,
escuchando la radio,
oí una noticia buena,
una agradable invitación,
a montar en bicicleta,
conocer la naturaleza,
y disfrutar de sana diversión.

Conversé con mi hijo,
e hicimos planes juntos,
nos preparamos de a poco,
la idea era disfrutar en conjunto.

Llegó aquel domingo,
y con otros amigos
desde el Parque Central
con mucha gente partimos.

Y aunque no fue todo un suspiro,
pues el esfuerzo fue grande,
fuimos a la captación de Jipiro,
pasando por las quebradas de nuestro valle.

Y allí estábamos,
niños, jóvenes y adultos,
mujeres y hombres,
muchos sin conocerse,
todos para socorrerse.

La verdad…
fueron momentos de paz,
agitados como son,
profundos como llegan,
pues en el corazón dejan
el sabor dulce del buen pan.

Hasta entonces
poco había reparado,
en el transporte alternativo,
día a día nos quejamos,
del tránsito pesado,
de la acumulación de carros,
pero no analizamos
que como ciudadanos,
podemos proponer
una nueva visión vehicular.
Ese domingo,
entre palabras de inicio,
se pidió a nuestro Alcalde
y por supuesto al Municipio,
que consideren para todos
una ciclo vía permanente,
como un homenaje sincero
a toda nuestra gente,
que en lugar de contaminarse,
disfrute del buen aire…
del buen ambiente.

Nos costó subir,
no lo niego,
el esfuerzo por momentos
parecía corto,
dejabas de pedalear
y caminabas,
parecía que el corazón
de a poco se paralizaba,
y entonces levantabas los ojos
y frente a ti
la naturaleza profunda,
la paz del agua correr,
el olor del aire,
el color de los sueños
el color de la esperanza.

Entre aquellas emociones,
pensé en un momento
que nuestra vida,
a aquel paseo se parece,
un esfuerzo permanente
el que quiera subir a la cima,
un esfuerzo, a ratos desgarrador,
el que busque llegar lejos,
pero a la vez
un esfuerzo agradable,
llevadero,
si tienes cerca
una mano amiga,
que te acompaña,
que te anima,
a seguir adelante,
pues no podemos parar,
la vida no se detiene,
entonces debemos luchar.

Una vez que llegas,
todo es felicidad,
las caras alegres
se multiplican,
las manos amigas
se estrechan,
cada uno siente
que el esfuerzo
ha sido para bien.
Seguramente…
bajar es más fácil,
pero complejo a la vez,
se requiere prudencia
y estilo,
como en la vida de verdad.

Miré a mi hijo,
a mi hermano,
a los amigos,
que aquel domingo conocí,
miré las montañas,
el cielo eterno,
me miré por dentro a la vez.
Nada de lo banal,
era en ese momento necesario
o imprescindible a la vez,
los momentos de paz
son sencillos y profundos de ver,
y nos dirigen por donde
debería ir el ser.

Gracias Rodrigo
por la invitación,
aquel día entendí,
lo importante de tu vocación.
Activistas por la paz,
por el ambiente
y la buena salud en general,
montar en bicicleta
y coronar de apoco,
las montañas, el viento,
el corazón y por poco,
las vestiduras de Dios.

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